miércoles, 25 de julio de 2012

Ehunmilak 2012. No quieres barro... pues toma tres (o trescientas) tazas.

Una de tantas fotos que podían abrir esta crónica. Mis pies al llegar a Echegárate.


Y los de algunos de los compañeros


Fue en este punto cuando me retiré de la Ehunmilak el año pasado, y lo hice precisamente harto de barro y de resbalones. Este año esas condiciones, o peores, las hemos tenido que soportar no en la segunda noche, sino desde la primera, sin embargo la determinación que traía de no dejar por segunda vez las cosas a medias hicieron que ni por un momento se me pasase por la cabeza el abandono.

Pero empecemos por el principio.

Los prolegómenos:

El Txindoqui desde Beasáin.
Recogida de dorsal el viernes a mediodía, sin problemas, prácticamente yo solo y rápido. Segunda estación: a comer. ¡Madre mía, qué barbaridad!. Como el año pasado, me puse tibio, ya me daba hasta vergüenza levantarme una y otra vez a por más comida y bebida, particularmente brazo de gitano, ya comí para los dos días que me esperaban de carrera, jajaja. Durante la comida y la "siesta" tuve el placer de saludar a unos cuantos compañeros de fatigas conocidos: Vitorino, al comando de la expedición portuguesa, los madrileños: Nano. Botón, Ludevu, Berri; un poco más tarde a Albertxo, animador en tantas carreras, que participaría en la "corta" y Josu que haría la larga, etc, etc. y de conocer a otros como Samuel y ya una vez en línea de salida charlar un rato con el bejarano Santi Kuka, organizador de la subida al Pico El Águila, que corre que se las pela.

Pero el reencuentro más especial fue con Anaime y Asís (en esta ocasión le tocaba de paisano) y sus respectivas Lore y Silvia (que no quisieron ponerse en la foto, jeje) volviendo a juntarnos después de la Orientagredos del año pasado en la que nos conocimos.


La salida. 

Aunque ya es más que repetido y más que sabido, correr aquí y más si es una prueba de montaña, siempre es especial y así te hacen sentir.


La salida es emocionante, pero esa emoción se alargará durante buena parte de la prueba, por montes y caminos sientes el aliento del público, el empuje de los voluntarios, los ánimos sinceros de un montón de gente que te vas encontrando por el monte. No es el ánimo desganado o de cierta incomprensión que nos encontramos en otros lugares (cuando lo encontramos). No, es algo más. Es una familia con dos chavalines que cuando vas afrontando una de las primeras y empinadísimas laderas y empieza a lloviznar la tarde del viernes te dice la chica con una sonrisa en la boca "¿vosotros os aburris en casa?" o "¿no tenéis nada que hacer en casa?" o algo así, jajaja, y te lo dice en medio de la ladera del monte que tu subes y ellos bajan, como si ellos hubieran tenido que subir allí con los críos por una urgencia, jajaja; o son un grupo de chavales en lo alto de ese u otro monte parecido, ya lloviendo más decididamente, que en cuanto te ven aparecer empiezan a dar voces de ánimo preparando una escandalera de consideración, a los que junto con las gracias me salió decirle "no sé si estamos más tontos nosotros o vosotros por estar aquí aguantando y animando", jajaja.

Aparte de los voluntarios de todos los controles, avituallamientos, cruces o simplemente repartidos por el monte vigilando que todo vaya bien. Se siente la pasión por la montaña, la mayoría de ellos de una manera o de otra son montañeros y aunque lo que estamos haciendo a veces se le escapa dentro de sus parámetros, no dejan de reconocer cierta admiración, pero sobre todo no dejan de mostrar sus ánimos y su ganas de ayudar.

Recuerdo en la bajada a algún pueblo al inicio, quizás Zumárraga, a un hombre de mediana edad trabajando en su huerto cómo nos animaba de veras. En nuestra tierra lo más que habría causado sería indiferencia, al menos vamos avanzando, hace unos años lo suyo era el manido "con un pico y una pala os ponía yo...".

Ya lo he dicho en alguna ocasión, soy pájaro solitario, no me importa andar solo en medio de la noche y esta primera noche solo la hice salvo algún saludo o un cruce de palabras ocasional con algún participante que te adelanta o al que adelantas, sin embargo es una de las pruebas en las que más he hablado. No puedo menos que agradecer a toda esa gente que te anima de una u otra forma y que colabora  para que todo vaya bien devolviéndole parte de lo que nos dan soltando alguna parida que, al menos, les haga sonreir.

En esta primera noche como dije antes empezó a lloviznar un par de horas después de la salida, sin embargo la temperatura no fue fría en ningún momento. Salvo un par de chaparrones un poco más fuertes que me obligaron a ponerme el chubasquero, la mayor parte de la noche la lluvia fue intermitente y floja, lo que viene siendo chirimiri o agua de moja bobos, por lo que con buena temperatura y caminando-trotando no se sentía frío. Mayor problema sin embargo suponía para los caminos porque se forma un barro muy resbaladizo que aparte de cargarte un peso extra en las zapatillas y obligarte a andar con mucha más precaución  supone también un  mayor  desgaste físico y sobre todo de cabeza.. Las bajadas además de peligrosas se te hacen incluso más pesadas que las subidas, no se puede aprovechar para corretear un rato porque puedes pegar un buen patinzao y aunque uno  asume que es inevitable algún que otro culetazo, a ciertas edades tampoco es cuestión de ir  por ahí posando el culo en el suelo cada 10 minutos, jajaja.

Particularmente peligrosa la bajada a Azpeitia, con roca muy resbaladiza y en la que me caí (la única vez en toda la carrera, creo que debe ser casi un récord) y me perdí a la vez, en la misma jugada. Destacar el excepcional marcaje de toda la prueba, sólo en este tramo es donde creo que la señalización era un poco más floja, aunque recuperé la buena senda enseguida.

Es curioso que, como el año pasado, no tengo casi ningún recuerdo de muchos de los tramos. Si no tengo el recorrido delante y la posibilidad de ver algunas fotos no soy capaz de recordar muchos de los lugares por donde he pasado, sin embargo, este año al pasar por determinados lugares sí que me acordaba del paso del año anterior e incluso podía perfectamente situar algunas de las anécdotas o de los pensamientos que en aquellos lugares tuve hace un año.

Se hace el día y aunque ya no llueve el terreno sigue estando muy complicado, el inicio de la bajada hacia Tolosa, que en seco no supondría gran problema, hay que hacerlo buscando pisar en la roca y en la hierba (al contrario de lo que sería lo normal, ya que normalmente resbalan más que la tierra) y aún así es problemático, ya que la hierba ya está pisada y algo embarrada, jeje es lo que tiene ir de la mitad para atrás.

Tolosa, mitad de camino y encuentro con mi particular equipo de apoyo: Asís y Silvia que me hacen más llevadera la última parte hasta llegar al polideportivo. Este año decido no ducharme no hace excesivo calor y sólo me lavo los pies y cambio de calcetines y camiseta. Eso sí, como, con ganas. Se oyen las primeras noticias de que hay problemas en el Txindoqui, que no se subirá. 

Aseadito, bien comido y bien bebido salgo de nuevo a la marcha con fuerzas renovadas.


Y a fe mía que muy renovadas, porque el año pasado en todo el tramo siguiente lo pasé muy mal, renegando de buena parte del recorrido y este año sin embargo no me pareció que fuera tan desagradable como el recuerdo que tenía. Sin duda también facilitó la tarea el que no hiciera tanto calor.

En el último control antes de llegar a Amezketa se empiezan a aclarar las cosas, o mejor dicho a oscurecer. Nos dicen que definitivamente no se sube la última parte del Txindoqui y toda la travesía por las cumbres y la zona del Gambo no se podrá hacer en solitario, debido a la niebla y el mal tiempo la organización exigirá que al menos se vaya en pareja.


Así que en  Amezketa hay que buscar compañía para tirar para arriba. Esa comañía serán los madrileños del Tierra Trágame, del "Comando Guadarrama": Nano, Juan Ángel y Guillermo ("Yerbajo"). Anaime que venía con ellos lo deja aquí.

Hacemos buen grupo y tiramos para arriba sin mayores problemas. Al llegar al collado del Txindoqui e iniciar la travesía sí que aparece la niebla, pero, al menos por lo que respecta a nuestro grupo no es gran problema, no es muy densa, a ratos abre y la orientación no presenta dificultad. Eso sí, como el año pasado me quedo sin poder disfrutar de la parte más montañera del recorrido. Lo que sí es más destacable es el viento. Un ventarrón muy muy fuerte y muy muy frío. Aguanto bastante bien el frío y hasta entonces continuaba en maga corta pensando en la bajada y que tan pronto empezásemos a bajar el viento y el frío desaparecerían, pero la travesía se hace más larga de lo que pensaba según nos indican algunos de los voluntarios, con lo que hubo que echar mano de nuevo del chubasquero. Hay voluntarios repartidos por toda la zona de cumbres, aguantando el frío y dando ánimos e indicaciones y controlando pasos, refugiados, en ocasiones, en sus tiendas de campaña expuestas al viento y dispuestos a pasar allí la noche. Gracias una vez más.

La bajada a Lizarrausti en principio se hace bien, pero otra vez se acaba haciendo muy pesada al entrar en zonas de bosque y barro a la vez que empieza a oscurecer. Reponemos fuerzas, arreglo de las primeras ampollas que a estas alturas de carrera ya son inevitables y hacia el tramo crítico del año pasado. Continúo con el "Comando Guadarrama" que, desde luego, me hacen mucho más llevadera esta segunda noche, sin parar de cascar ni un momento. De momento el terreno está mucho mejor que el año pasado, no llueve y se anda bien, sin embargo el último tramo antes de Echegárate es otra vez un caos. Como digo hay menos tramos con barro que el año pasado, pero donde lo hay es incluso peor, en ocasiones es inevitable meterte hasta los tobillos por mucho que intentes esquivarlo. Recuerdo los malos momentos que me hicieron abandonar hace un año en esta zona, pero vengo con la determinación de acabar, ni por un momento doy cabida a la más mínima duda, así que con paciencia nos plantamos en Echegárate.

De nuevo como bien y me cambio de ropa dispuesto a afrontar lo que para mí es nuevo. Sin embargo tenemos un problema con uno de los miembros del "Comando". Guillermo tiene que quedarse con las asistencias médicas y no sabemos si podrá continuar, así que nosotros continuamos, no vamos apurados de tiempo, pero tampoco podemos esperar sin saber si él podrá salir o no. Finalmente salió tras una hora de control médico, rozando la eliminación en alguno de los controles horarios y aún así fue capaz de recuperarnos esa hora y alcanzarnos en Mutiloa. Un fenómeno.


Poco antes de iniciar la subida al Aizcorri se hace nuevamente de día, 


Cresta del Aizcorri.
desayuno en San Adrián y paso por el túnel-cueva de San Adrián con la ermita en su interior para afrontar la subida al Aizcorri.






Subida dura, larga y pesada por un camino complicado con mucha piedra, que será un "entrante" para lo que nos espera. Toda la subida la hago solo y casi llegando arriba por un curioso "corredor"


empiezo a notar que flojeo bastante, poco después me entra hambre pese a que he "cenado" y "desayunado" no hace mucho. En otras ocasiones en semejantes circunstancias es cuando Atalanta me dice que me tome un gel y lo que yo hago (cazurro de mí, que no los he tomado en la vida) es comerme unas gominolas. Es lo único que he comido de lo que yo llevaba en la mochila a lo largo de toda la prueba, salvo esa bolsita de gominolas sólo he comido (bastante bien, eso sí) lo que nos daban en los avituallamientos.


Toda la zona del Aizcorri la pasé reguleras, en parte por esa flojera y en parte por lo complicado del terreno con muchísima piedra muy molesta para la marcha. En el inicio de la bajada también se reciben muchos ánimos de gente que a primera hora de la mañana del domingo se encamina hacia la cima. Luego cuando la bajada se hace algo más fácil, también con mucho barro, pero que, en esta zona  no era resbaladizo, me doy el gusto de corretear un poco ya recuperado del bajón.


Penúltimo control y comienza un tramo en teoría fácil, que sin embargo me supuso un auténtico calvario. ¿Esperabais un relato de las alucinaciones y visiones nocturnas?. No, no se me ha olvidado contarlo, lo que pasa es que por la noche no hubo tales "alucinaciones". Fue a media mañana cuando peor lo he pasado en ese aspecto. No es que fueran "visiones" claras de cosas que no existían, pero sí se distorsionaba la vista en buena medida. En esas horas es cuando verdaderamente me ha entrado sueño, un sueño terrible. Se juntaron varias circunstancias: algunos tramos sencillos, coincidentes (en sentido inverso) con el camino de Santiago, que exigen menos concentración al caminar o trotar, además de que durante muchísimo rato no he visto a nadie, ni en mi misma dirección ni en dirección contraria ni de ninguna manera. En ocasiones me daba la impresión de estar viviendo en un mundo paralelo, en un mundo de "sueños" que me hacía dudar de que estuviera siguiendo el recorrido de una prueba deportiva pese a saber a ciencia cierta que estaba en el buen camino al ver las marcas continuamente. Es más yo creo que incluso me llegué a dormir caminando, jajaja. En ocasiones descansaba un poco reclinando la cabeza sobre los bastones y podía notar cómo me quedaba dormido por momentos, jeje. 


En su momento conté que en la segunda noche del U.T. Mont Blanc tuve verdaderas alucinaciones, que veía cosas que no existían, de una de las que tengo un recuerdo más claro es de una tortuga gigante en medio del bosque alpino, jajaja. Pues bien, durante esa mañana de Ehunmilak volví a ver a la tortuga gigante, y os diréis: pues sí que está bien de la mollera éste, dice que no vio visiones y ahora nos sale con que vio una tortuga gigante. Pues sí y no sólo una tortuga gigante, también un extraño dragón e incluso una diabólica cabeza de macho cabrío salido de algún aquelarre entre el bosque. Yo también me extrañé, ¿había entrado como Alicia en un país de las maravillas?, ¿estaba dormido o despierto?, ¿me había vuelto loco definitivamente?, ¿era real o irreal?. Los tenía delante de mis narices, pero ¿cómo lo iba a explicar sin que me encerraran?.


Menos mal que llevaba la cámara. ¿Vosotros también los veis, no?, a ver si incluso las fotos son un producto de mi imaginación.





Por fin llego a Mutiloa, último paso de control, donde me esperan nuevamente Asís y Silvia. Vaya alegría me dio verlos, porque venía un poco bajo de moral y parece que si cuentas y compartes tus miserias se diluyen un poco. En el avituallamiento lo primero que hago es tomarme un buen vaso de café solo, que no me gusta y me supo a rayos, pero de algún modo había que despejar la modorra que venía arrastrando.


Mientras estoy allí aparecen mis compañeros de tantos kilómetros Nano y Juan Ángel, y aunque vamos bien de tiempo, con bastante margen para llegar a meta dentro del límite van llegando también los últimos participantes de la prueba. Pero lo mejor de todo es que cuando nos disponemos a reanudar la marcha aparece también Guillermo. El "Comando Guadarrama" vuelve a reunirse. Y todos salimos de nuevo para afrontar los 9 ó 10 últimos kilómetros.


Este último tramo se me hace también muy pesado, parece que no avanzamos, de hecho avanzamos muy despacio, quizás demasiado, incluso con la impresión de estar dando vueltas continuamente en el mismo sitio, en lugar de bajar directamente a Beasáin. Aunque luego, viendo el trazado de la carrera en el mapa parece que no fue así. Algunos ratos intentamos "correr", en mi caso voy mejor haciendo "el gesto de correr" que caminando, aunque avance casi lo mismo. Tengo las plantas de los pies muy doloridas desde hace muchas horas y mucho kilómetros y "corriendo" sin apenas levantar los pies del suelo me molestan menos que caminando. Para colmo un camino que están arreglando está a medias, han echado una capa de guijarros, pero aún no la zahorra que los cubra, con lo que un larguísimo tramo se te van clavando las piedras en los pies como si fuera la peor de las torturas que se pudiera imaginar.

Aunque avanzamos lentos no tendremos problemas de llegar fuera de control, pero yo ya estoy deseando acabar  con aquello cuanto antes. Los compañeros van tocados de dolores varios y ralentizan aún más la marcha. Yo salvo los pies y el lógico cansancio general no tengo otras molestias ni dolores, así que tan pronto entramos en Beasáin y con el objetivo de acabar cuanto antes con la tortura para mis pies me pongo en plan trote cochinero prácticamente arrastrando los pies y me doy el gusto de atravesar todo el pueblo desde que se entra en por el polideportivo hasta meta "corriendo", con la camiseta "de los domingos", jajaja,  que me había puesto unos minutos antes para la foto.



La verdad es que en ese último kilómetro y medio o dos kilómetros se me olvidaron todos los males, todos los dolores y malos pensamientos que traía se fueron diluyendo entre los aplausos de la gente. Desde las terrazas, desde los bancos del paseo, desde los balcones, cómo no los voluntarios a pie de calle, una vez más los ánimos de todo el mundo estaban consiguiendo que me cambiara no solo la cara, sino que incluso la manida expresión de que los aplausos "dan alas" tomara pleno sentido, porque debía ir medio levitando de modo que los pies ya no sufrían en absoluto.

Y por fin, 47 horas, 24 minutos y 25 segundos después de darse la salida en la plaza de Beasáin estaba otra vez allí habiendo cruzado la línea de meta.

Y el premio... una cervecita bien fría cortesía de Asís.

De anuncio: "Keler, el mejor reconstituyente".
La organización esplendida. Como dije el año pasado me parece alucinante, increíble, grandioso y ponedle todos los adjetivos que se os puedan ocurrir el que se pueda montar un "tinglao" semejante. Todo de 10. (Excepto el barro, pero mucho me temo que eso es inevitable). Además este año tuvieron a bien introducir dos mejoras que me han llamado la atención: por una parte un dorsal de tela prácticamente indestructible y por otro lado un "cuadernillo" de fichas con el recorrido y sus distintos tramos muy manejable y útil al menos para mí, aunque no se lo vi utilizar a otros corredores (creo que no se habían enterado de que existía). Lo cierto es que hice una sugerencia a la organización el año pasado en ese sentido y no sé si atendiendo a mi sugerencia o por iniciativa propia, pero han hecho esas fichas que me parecen muy útiles para llevar encima a lo largo de la prueba.

Y por último dar las gracias nuevamente  a todos los voluntarios y a toda la gente que nos animó a lo largo de esos dos días; a mi equipo de apoyo Asís y Silvia y a mis compañeros de tantos kilómetros: Nano, Juan Ángel y Guillermo por vuestra compañía y hacerme más llevadera buena parte de la prueba.


Misión cumplida.

7 comentarios:

yonhey dijo...

Megaenhorabuena Agustín, me parece acojonante estar casi 48 horas, 2 días seguidos, caminando y corriendo, y encima con barro. A mí me parece una auténtica gesta.
Haces todo lo que te propones.
Salu2

Atalanta dijo...

Enhorabuena,campeón. Para acabar una de estas hay que ser muy duro, sobre todo mentalmente. No tengo mal recuerdo del año pasado, solo el principio donde me pasé de revoluciones y tuve que achantar y la subida nocturna y cresteo desde el Aizkorri entre lluvia y frío. Fue terrible. Tachada queda. Tendrás que fijar otro cien millas para 2013.

albertxo dijo...

Enhorabuena, Agustín.

Me ha encantado tu relato.
Ya te has sacado la espinita clavada, prueba conseguida.

Si repites, seguramente nos veamos, compartiendo travesía.

Que sepas que compartimos amistades: Asis y Silvia, los conocí en el Tor de Geants de 2011, gente encantadora, como tú.

Hasta otra. Que todo te vaya bien.
Un fuerte abrazo

Albertxo

Col dijo...

La Sociedad de Ciencias Aranzadi ya esta estudiando esas apariciones en forma de tortugas y otros bichos salvajes. Algún casero, de vuelta de fiestas, hip hip, dice también haberlas visto. jejeje

Zorionak por la prueba. Si ya de por sí son una panzada de kilómetros, con barro y mal tiempo la dificultad se multiplica.

Esa capa de guijarros que dices que te agujereaban los pies antes de llegar a Beasain, no es más que la suciedad o "nata" que se retira antes de la última colada del acero. Que tras dejarla enfriar, las acerias la rompen y en forma de piedras los Ayuntamientos de la zona las aprovechan para "adecentar" los caminos. Son un infierno.

Estupenda crónica.
Cuídate, no te queda nada para las vacances.
Un fuerte abrazo y muxus de un par de donostiarras.

CiegoSabino dijo...

Gracias Juanlu. Pasito a pasito.

Atalanta, sigo tus pasos un peldaño por detrás. ¿Para el 2013?, uf, me da pereza, pero ya se verá.

Albertxo, un placer volver a saludarte. ¿Qué ta se te dio?. Me sigue quedando una espinita en Asturias, jajaja, bueno dos, la Travesera es otra. Vaya par de burradas.

Gato, y sin tomar ni una copa ni "pastis" ni nada, jajja. Mira de lo que se entera uno, pues me "cagüen" el acero ese, qué tortura.

Anónimo dijo...

Qué grandes los tontos!!!

sigues siendo mi ídolo.

Si te lo tengo que explicar... dijo...

Ufffff!!!!
Qué agujetas en los ojos del pedazo de ladrillaco!!!
Enhorabuena tío!!!
Un año de éstos tengo que reengancharme, que mola lo de tener visiones...