lunes, 21 de julio de 2014

Rozar el cielo con mis manos. Iron de Vitoria 2014.

"¡Y quién pudiera subirse
a los varandales de la luna!,
coger el cielo con mis manos,
y contar las estrellas una a una".

"África", del disco Songhai. (Ketama, Toumani Diabaté, Danny Thompson).

Esto, que no es más que la crónica de una carrera empieza de más de serio y poético, requiere una pequeña explicación previa. Creo que ya lo he dicho más veces, tengo una "fijación" en el iron man, una cifra grabada: 12 horas. Ya, para muchos no será una gran marca, pero para mí es un número "de referencia". No es ni siquiera una obsesión, no es algo que realmente me preocupe conseguir, no son las 3 horas del maratoniano de cierto nivelillo, es algo distinto, es más bien una quimera, algo inalcanzable para mí, un imposible, como coger el cielo con las manos, pero que sin embargo está ahí como un faro que me marca el camino.

Y el pasado fin de semana en Vitoria, sin embargo, se alinearon los astros para que la quimera dejara de serlo, no salía ni mucho menos con la idea de que ese sueño imposible se pudiera hacer realidad, sin embargo las circunstancias de la carrera, sobre todo una excepcional bici (para mí) me permitieron rozar el cielo con la punta de los dedos, me dejaron soñar durante muchos kilómetros y unas cuantas horas con alcanzarlo, con tenerlo entre las manos.


En fin vamos con la crónica pura y dura.

Antes, una pequeña introducción del día previo, para nuevos lectores no muy versados en el triatlón, porque la víspera también es ajetreada. Los que ya sabéis de qué va esto os lo podéis saltar.

Viajo desde Burgos el sábado a primera hora de la tarde (gracias anfitriones), tengo que recoger el dorsal antes de las 5. Llego a Vitoria y en primer lugar voy a por el dorsal en la Plaza de la Virgen Blanca. Afortunadamente encuentro un sitio para aparcar bastante cerca. Son las 16:45. De ahí al hotel, también  céntrico y en esta ocasión sin tanta suerte para aparcar. Dejo parte del equipaje en el hotel y vuelta al coche a por la bici y con un par de bolsas para dejar en las transiciones. 


Cargo la bici en la furgoneta que las llevará hasta el pantano de Landa a unos 15 km de Vitoria donde será la natación y mientras sale el autobús dejo en la segunda transición lo que necesitaré para correr al día siguiente, en mi caso sólo las zapatillas y una gorra. Tras dejar la bici en boxes y el casco en la zona de transición, a desinfectar el neopreno para evitar la propagación en el pantano del "mejillón cebra" especie invasora y al parecer bastante dañina con el medio ambiente.

Vuelta al autobús y al hotel. Toca acabar con los preparativos para tenerlo todo dispuesto al día siguiente sin tener que madrugar más de lo necesario: dorsal, comida, ropa, zapatillas y gafas para la bici. El regalo de la bolsa del corredor es unas gafas de Spiuk, que me vienen de maravilla, porque me estaban haciendo falta y tenía que comprar unas.



En fin, que cuando acabo con los preparativos son más de las 9. ¿Y ahora, me quedo a cenar mi mierda tuper de pasta y ya no salgo del hotel o voy a dar una vuelta y ya cenaré luego?. Evidentemente no me voy a quedar encerrado. Salgo a dar una vuelta, recorro toda la parte vieja de Vitoria, me tomo una caña (grande) con un pincho (tampoco nada del otro mundo) a 4.-€ la jugada (jodo, aquí o eres rico o como para salir de pinchos, y viendo cómo estaba de gente por todas partes deben ser todos ricos).

Total que al final ceno pasadas las 11. Casi se me junta la cena con el desayuno.

Al lío. Despertador a las  5:30. Desayuno bien, sin hambre, pero el día va a ser largo. Paseíto hasta el coche a dejar el equipaje y al autobús que nos lleva de nuevo al pantano.

Ritual consabido: control para entrar en boxes y "marcaje", preparar la bolsa con lo necesario para la bici, comprobar 25 veces por lo menos la presión de las ruedas, el casco.... Y a embutirse en el neopreno. Mi pobre neopreno, está en su últimos días, aunque todavía le quedará dar guerra antes de la jubilación, pero está a punto de desintegrarse, de puro viejo, no recuerdo si es del 2006 ó 2007, tiene, entre otras muchas heridas rasgaduras en la zona de la espalda, donde tira el refuerzo de la cremallera, pero no es el clásico "uñazo", que también tiene unos cuantos, sino que yo creo que la goma ya está "pasada". 

El sobaco.
Zona de la riñonada, donde  más "tira" el refuerzo de la cremallera.
Parte trasera de la entrepierna, o sea, el culo.
Y a nadar. Se sale por tandas, pero un tanto desiguales: élite, femeninas, los del medio iron y al final los del iron, pero todos juntos, con lo que hay muchísimo atasco al principio. Brazos, piernas y espuma por todas partes, sin que puedas escapar. Poco después se me empañan las gafas, acierto a ver gorros rojos a mi alrededor y a seguir a los nadadores más próximos. Al cabo de un rato me extraño de no ver a nadie cerca, paro para desempañar las gafas y me veo desviado del camino de las boyas. Retomo la dirección correcta y a pasar la natación como mejor se pueda; cuando a mitad de la primera vuelta me adelantan algunos de los élite, que han salido 20 minutos antes. Sin más contratiempos que alguien que va demasiado cerca cuando ya se puede nadar perfectamente separado y cada uno a su aire, pero siempre te acabas "topando" con alguno que se te cruza (o tú a él, vaya usted a saber).


Primera vuelta 41:49 y segunda 44:23 para un total de 1 h 26´. Ni bien ni mal, dentro de lo "esperable". No han publicado una clasificación general con todos los participantes, sólo la han sacado por grupos de edad, y ni siquiera con el puesto en cada sector, pero viéndolo en este otro sitio, puesto 740, creo que de unos 814.

No encuentro la cinta para bajar la cremallera. Normal, la llevo sobre el hombro.
Ahora sí.
Zona de transición con un poco de atasco, y en 5:48 estoy saliendo de boxes en el puesto 715. He adelantado a unos cuantos en la transición, jeje.

Vamos a ver cómo se dan los 180 km de la bici. Cojo muy buen ritmo desde el principio y empiezo  a adelantar gente, mucha. Por el km 38, puesto 679. Por cierto, la crisis parece no existir en el mundo del triatlón, menudos pepinacos se gasta la mayoría de la gente, mucha buena flecha, no tanto los indios, jajaja. El día es perfecto, la mañana ha salido fresca y sin viento. Salgo sin nada de beber en la bici, a los pocos kilómetros está el primer avituallamiento y me ahorro llevar nada desde el principio. Otra cosa que me llama la atención es que muchos llevan hasta 4 bidones más los que vayan cogiendo en los avituallamientos, aparte restos de geles y envoltorios y demás que te encuentras tirados por la carretera. Yo en la bici suelo comer muy poco y si no hace calor también bebo bastante poco, al menos hasta la mitad de la prueba.


Primera vuelta, la pequeña, 53 km a 31´9 km/h. Ni en sueños, pero lo mejor es que voy comodísimo, muy fácil. Sigo adelantando a muchos participantes y feliz de la vida. Segunda vuelta, 70 km y 30´7 km/h. Esto sigue muy bien, a poco bien que se mantenga puedo empezar a pensar en cambiar de objetivos, ya no se trata sólo de acabar o acabar bien, ya puedo empezar a ilusionarme con una muy buena marca. Km 107 y sigo adelantando, puesto 625. Disfrutando como un enano, todo el aire que me había comido la semana anterior camino de Vitigudino está dando sus frutos. Por cierto, en la tercera vuelta se va levantando algo de aire, aunque no es es muy molesto. También se va notando el calor y el cansancio, la media, inevitablemente, va bajando, pero se mantiene cercana a los 31 km/h. Recuerdo un documental que había visto hacía unos días que decía que los guepardos no pueden mantener la altísima velocidad que alcanzan por mucho tiempo porque se les recalienta el cerebro y se morirían, jajaja, me aplico el cuento y aparte de bajar la velocidad (aunque no sea voluntariamente) me empiezo a echar agua por la cabeza, no sea que se me recaliente la sesera y me de allí mismo un patatús, jajaja. Además uno de mis problemas recurrentes, los fortísimos dolores en las plantas de los pies no aparecen de momento. Me empezaron a molestar por el km 130 más o menos y desde luego mucho menos que otras veces, no es un dolor fuerte y se alivia sacando en alguna bajadita el pie de la cala y dándole algo de libertad, también me echo un poco de agua y flojo las zapatillas. La tercera vuelta 57 km a 30 km/h, llegando a la segunda transición en el centro de Vitoria muy contento.

En total los 180 km casi clavados en 5 h 52´ a una media de 30´8 km/h que me dejan realmente satisfecho, para mí es casi impensable hacer esa distancia (1.100 m de desnivel) a más de 30 km/h. Como decía más arriba no han puesto una clasificación general con puestos en cada sector, pero me gustaría saber el puesto por comparación a otros, aunque según se lee por ahí estaría bastante desvirtuado porque al parecer ha habido "drafting" a lo loco, con grupos de 30, 40 ó 50 chupando rueda y a relevos. Yo desde luego en la zona que me he movido no había ni un grupo, si acaso algún agrupamiento puntual de tres o cuatro en algún adelantamiento, pero salvo dos que me adelantaron que iban perfectamente pegados y seguramente a relevos he visto bastante respeto por mantener distancias. Al final de la bici acabo en el puesto 577.

En toda la bici he comido, de lo que llevaba yo una barrita y unas gominolas (ni la mitad de las que llevaba), de los avituallamientos (8) creo que 5 ó 6 medios plátanos y he bebido dos o tres bidones de agua y otros tantos de acuarius (no los daban llenos del todo), más el agua que me he echado por la cabeza y en los pies.

Después de una bici tan buena la mera quimera se va materializando, haciendo menos de 6 horas en la bici lo que no era más que un sueño pasa a ser un objetivo real y factible, a partir de ahora hay que correr no sólo con la vista puesta en la lejana meta, sino también con un ojo en el cronómetro. Sí, ya sé que muchos diréis que bastante es con acabar, pero no puedo dejar pasar la oportunidad que se me ha presentado, no era para mí un objetivo inicial, sobre todo porque como decía al principio lo veía inalcanzable, pero teniéndolo a mano no voy a desaprovechar la ocasión sin pelear.

Poco más de minuto y medio de transición y vuelvo a adelantar algunos puestos, salgo a correr el 561.

La carrera son 4 vueltas, en las que se pasa por el centro, por la zona de meta, por zonas de paseos, de parques con mucha animación y una zona un poco más solitaria, pero también urbana, nada de correr polígonos ni extrarradios y bastante sombra. Como ya había sucedido en la bici, extraordinario despliegue de voluntarios y avituallamientos muy completos, en los que bebo agua, acuarius y coca cola y comer no como nada sólo en un par de ocasiones me meto en la boca unos frutos secos y unas patatas fritas por cambiar el gusto y al final si no recuerdo mal también probé un trozo de melón. Pero sigo diciendo que en triatlones largos falta cerveza, ese cañero del Ironcat no se me va de la cabeza. A diferencia de la bici, en la carrera a pie sí que suelo beber bastante. También en los avituallamientos hay unas piscinas hinchables con agua para refrescarse, aunque no hace mucho calor, viene bien remojarse de vez en cuando la cabeza o las piernas.


Empiezo a correr cómodo, más fácil de lo que pensaba, en torno a los 6´/km, paso por el control del km 4`5, puesto 567 he perdido algunos puestos, control del km 15, me mantengo, puesto 565. He dado las dos primeras vueltas al circuito, la mitad de la maratón en 2:13 (no tengo marcado el primer paso por meta, pero si no recuerdo mal debió ser 1 h 3´más o menos y la segunda 1 h 10´). Corriendo relativamente a gusto, cierto que a veces pareces venirte abajo, pero después del paso por los avituallamientos al beber y refrescarte se recuperan las ganas, incluso las piernas.

El sueño de las 12 horas sigue al alcance de la mano, es más, es ahora, cuando ya va mediada la maratón y sigo estando dentro de los cálculos cuando se ve cercano, aunque no será fácil, llevo 9 h 40´y me quedan 2 horas y 20 minutos para hacer 21 km., un poco apurado, pero no es imposible. En la tercera vuelta aún voy relativamente bien, pero siento la necesidad de parar a caminar algún rato más de lo que me gustaría, la pelea del angelito del hombro derecho animando a continuar con la lucha y el diablillo del izquierdo animando a parar y dejarse de tanto esfuerzo es continua. Al final, recordando que el año pasado hice más rápida la última vuelta que la tercera una vez que ya no hacía calor, llego a una entente cordial: haré algunos tramos caminando lo más rápido que pueda para llegar un poquiiiito más descansado a la última vuelta y darlo todo en ésta. En el control de paso del km 25´5, he vuelto a perder algunos puestos, soy el 571.

Sin embargo hay cosas que no entran dentro de las matemáticas hay factores que se escapan de la pura lógica. Más o menos a falta de un kilómetro y pico para la meta, en la C/ Prado y la entrada a la Plaza de la Virgen Blanca y hasta meta es donde más gente se concentra, intuyendo cercano el final empiezan a animar muchísimo, la energía que trasmiten es impresionante, en esos tramos se te olvidan dolores, molestias o cansancios y sólo corres y corres como si acabaras de empezar; seguramente el cronómetro diría que no es así, pero aquí lo que cuenta es lo que tú sientes... y te sientes volar. No soy mucho de emociones en carreras ni siquiera al cruzar la meta cuando mucha gente, en ciertas pruebas muy duras, llora de emoción, pero ese kilómetro de la tercera vuelta ha sido de lo más emocionante que he pasado en toda mi vida deportiva, de verdad que se me pusieron los pelos de punta.

Por cierto, hablando de ánimos, es muy agradecido llevar el nombre en el dorsal y que te animen de forma personalizada. Ya cuando el nombre que pone es el tuyo... es la leche, jajajaja.

No sé que lío prepararían con los dorsales, durante la bici adelanté al 1041 y ponía mi nombre, pensé que habrían cambiado nuestros nombres, pero al mirar si el 1041 se llamaba Antonio veo que no, que Antonio era el 1043, jeje. Incluso en el vídeo de meta que puse hace unos días en el facebó se oye al comentarista narrar la entrada en meta de "Antonio".
Pero me queda una vuelta, hay que volver a la dura realidad de los números, he dado la tercera vuelta en 1 h 12´, por tanto me queda 1 h y 8 minutos para hacer la última, 10´5 km, muy complicado, pero aún factible. Más o menos hasta la mitad voy bien, quizás un poquito retrasado del objetivo, pero manteniendo el ritmo anterior, de hecho en el control del km 36 he adelantado un montón de puestos, soy el 545, se ve que a mucha gente le había dado el bajón y yo me iba manteniendo, pero de la mitad de la vuelta hasta el final cambió el cuento y seguramente todos esos me volvieron a adelantar. Después de uno de los avituallamientos en el que fui caminando algo más de rato del que hubiera querido me fue casi imposible volver a trotar, dolores de piernas, amagos de calambres en gemelos y tibiales y mucho cansancio, ahí perdí tiempo e ilusiones, dando por finalizado el sueño. Después de 220 km de nadar, pedalear y correr me había despertado dándome de bruces con la realidad durante no más de 4 ó 5 kilómetros en los que fui renqueante y en los que las veces que intentaba trotar un poco era un suplicio quizás más ya por abandono de la lucha que por verdaderos problemas físicos (al margen del natural agotamiento, claro), aunque todavía fui alternando caminar con un trote absolutamente cochinero. Pero otra vez, como por arte de magia, todas esas penalidades se acabaron al llegar de nuevo a ese último kilómetro y medio mágico y volví a "correr" sin pensar en dolores sólo en disfrutar y agradecer los aplausos y en recoger el premio que me esperaba al final de una alfombra azul.


Por acabar con los datos: la última vuelta la hice en 1 h 25´ para acabar la maratón con con un tiempo de 4:51:57 y el Iron con 12:18:13, puesto 577, curiosamente el mismo en el que acabé la bici.

Ahora a ver si por entrar en meta con las gafas Spiuk me toca una inscripción para el año que viene que dicen que iban a sortear, jeje.
En fin, este ha sido el relato con fríos números y cálidas sensaciones de un sueño que se me presentó de forma inesperada, sin buscarlo, que me permitió tocar el cielo con las manos, pero que finalmente no me dejó atraparlo y se me escurrió entre los dedos. Para mí el tiempo que hice sigue siendo extraordinario, pensándolo fríamente hacer la maratón en poco más de 4 horas y media creo que era muy complicado, habría supuesto bajar 10 minutos el tiempo que hice aquí el año pasado, que me salió una maratón muy buena, pero sigo pensando que tengo ese margen de mejora, el problema es que pueda hacerlo otro día en que me salga también una extraordinaria bici.

De todos modos, quizás mejor así, que la quimera siga viva, que siga siendo el objetivo imposible por el que ilusionarse y quíén sabe si pueda atraparlo en la próxima ocasión. Lo que ya no me puede arrebatar nadie es lo conseguido.




Evidentemente, para despedir, la canción con la que abría la crónica y que le da (con algún "retoque") título: África. Una canción imprescindible, de las que más me han gustado en toda mi vida, de un disco imprescindible el Songhai de Ketama, Toumani Diabaté y Danny Thompson (salvo el tontorrón "Vente pa Madrid", concesión al "flamenqueo" fácil y single de enganche comercial). Es un disco delicioso donde se combina perfectamente la kora con las guitarras flamencas. De hace un montón de años, del 88, cuando se empezaban a hacer estas combinaciones musicales y se empezaba a oír música africana en España. Si no lo conocéis oíd la canción y oíd el resto del disco.