lunes, 14 de octubre de 2013

Iberman, La Luz (y las sombras).

Por fin retomo "croniquear" una prueba después de un tiempo de vagancia para escribir.

1ª edición del Iberman, La Luz, tri "low cost" distancia IM en las costas de Huelva, de Lepe para ser más exactos.


Desde que tuve conocimiento de su existencia un firme candidato a engrosar mi palmarés "ironmaniano", y es que cuando lo anunciaron hace casi un año,  si no recuerdo mal el precio era 125.-€ solo el tri y 175 con dos noches de alojamiento y desayuno para dos personas en hotel de 4 estrellas. Pero igual que no estoy dispuesto a pagar 400.-€ de inscripción, tampoco lo estoy a apuntarme un año antes y menos a las dos cosas a la vez, por ejemplo, me acabo de enterar de que se han abierto las inscripciones para el nuevo IM de Mallorca de septiembre del año que viene, más de 500.-€  (de momento así ha sido, quizás en algún caso muy muy excepcional, y de darse seguramente sería más en el mundo de la montaña que en el del tri, pueda tragar con lo del precio o con lo de la antelación). A lo que iba, en el Iberman fue tal la avalancha de preinscripciones que en teoría se cerró el cupo y me olvidé del tema.

Hasta hace un par de meses en que supongo que viendo algo por algún foro me enteré de que se habían vuelto a abrir las inscripciones para las últimas plazas. El precio ya no era el inicial, lógicamente, pero lejos de "subirse a la parra" el precio seguía siendo muy apetecible: 225.-€ con las dos noches de hotel para dos personas. Dicho y hecho, además se apuntaba también Atalanta. El primer fin de semana de octubre ya estaba ocupado.

Capítulo 0. El primer susto y preliminares.

Estudiados convenientemente horarios llego a La Antilla (o Islantilla,  la verdad no sé muy bien dónde estuvimos o qué diferencia hay entre ambas) con tiempo suficiente para recoger el dorsal y dejar la bici en boxes sin agobios, pero tampoco es que fuera muy sobrado. Después de unas vueltas para aparcar decido ir lo primero a cumplir esas obligaciones sin subir siquiera a la habitación del hotel.

Me acerco a la zona de secretaría, compruebo mi dorsal en la lista, 414, me ponen la pulserita y siguiente paso: recoger la bolsa con dorsales y demás.

No está. ¿Has comprobado...?. Sí, es el 414. De la mesa de la lado se lo vuelven a confirmar al voluntario. Pues tu bolsa no está. Espera que pregunto a....Pues no. Espera, voy a ver si.... Tampoco. Hasta que aparece una chica. Efectivamente tu bolsa no está, te ha tocado la "china", hay un problema, que realmente no me llegué a enterar cuál era. Espera que llamo a ... y vemos cómo lo solucionamos. Pero tengo que llevar la bici a boxes, cierran a las 21:00, no he pasado ni por el hotel por que no se me echara el tiempo encima y con este follón ... No te preocupes por eso, podrás llevar la bici cuando solucionemos esto sea la hora que sea. Vale. Vete al hotel y te llamamos por teléfono.

Joer qué mal rato, después de más de 500 km de coche, y sin solución de continuidad encontrarme con este lío me hace ir más acelerado y tenso de lo que debía. Cuando estoy en la habitación me llamaron (más rápido de lo que pensaba), asunto solucionado, pásate por secretaría.

Ahora soy el dorsal 708. No obstante, mi sitio en boxes será en el mismo lugar en el que estaba el 414, pero ahora con ese nuevo número (también cambiando en la barra de boxes). ¿Y el chip?. Te lo dan mañana al entrar en boxes. Correcto. A cenar.

Al final, de momento, el tema se solucionó bien, no se demoró demasiado y estoy cenando a buena hora.

Es el momento de contar algo sobre uno de los aspectos más destacados de la organización del Iberman. Como decía al principio por un precio casi "de risa" tenemos dos noches con desayuno para dos personas en hotel de 4 estrellas. Realmente los dos o tres hoteles de la organización son espectaculares. Son dos hoteles gigantes (en uno de ellos centrado el tema de secretaría, dorsales y bolsas para T2 y más tarde la charla informativa en un salón también gigante) separados por una calle y junto a los boxes (o mejor dicho los boxes situados junto a ellos). Son de esos hoteles con cientos de habitaciones, una piscina y un jardín enormes que en plena temporada están (supongo) llenos de turistas con esas pulseritas de "todo incluido" y en los que en la zona de la entrada y recepción casi se puede circular en nuestras flamantes bicis. Un acuerdo beneficioso para todos permite tenerlos llenos de gente fuera de temporada. Los que se quedarían alucinados serían los turistas "normales" que pensarían que iban a estar más solos que en el hotel de "El Resplandor".

La cena también es a precio "de saldo". Buffet con todo tipo de "manjares" apetecibles junto a varias ensaladas de pasta y sendos platos de pasta y arroz a "palo seco" que evidentemente no pruebo (ni unas ni otros). La comida entra por los ojos y me pongo como el Quico, aunque luego realmente no está tan bueno como aparenta, pero bueno, fueron varias las veces que me levanté de la mesa a por otro poco de ..., otro poco de ..., unos pastelitos de éstos... un flan de aquéllos..., jajaja. Una buena cena para lo que esperaba al día siguiente.

El desayuno del sábado, día de la prueba también fue abundante aunque me "corté" un poco, no en cambio el del domingo, seguramente desayuné ese día más que el resto del año junto.

Capítulo 1. Segundo susto.

Con tiempo de sobra me encamino a  boxes con Atalanta. A la entrada, en teoría, me tenían que dar mi chip. Por allí no hay nadie con pinta de ser el encargado de tal menester. Espero un momento junto a la alfombra y el equipo que controlará el paso del chip a la salida de boxes con la bici. Nada. Voy de nuevo a la secretaría, a preguntar o quizás incluso tengan allí el chip. Tampoco. La chica que me atendió el día anterior me vuelve a decir que me lo deben entregar a la entrada en boxes. De nuevo a esperar junto a la alfombrilla. Y el que espera, desespera. El "colchón" de tiempo que tenía para preparar con calma y sin agobios todo lo de boxes: bici, bidones, comida, neopreno, etc, se empieza a desinflar.

El tiempo se empieza a echar encima y decido ir a preparar todo, no sea que lo del chip se retrase y luego no me dé tiempo. Aún tengo margen, pero ya todos los preparativos los hago con el agobio encima. Con el neopreno a medio poner vuelvo a mi punto de cita. Nada. Pregunto a unos y otros, nada. Miro el reloj. Vuelvo a preguntar y a mirar el reloj, nada. Ahora ya sí empiezo a jugar contra reloj. Quedan menos de 10 minutos para la salida, estoy decidido a irme a la playa y hacer la prueba sin chip. Vuelvo a preguntar a un tipo cargado de banderolas y otros achiperres. Es de la Federación Portuguesa, que resultan ser los encargados del cronometraje de la prueba. Le cuento la película y empieza a llamar por teléfono. Varias llamadas y no se resuelve el tema. "Pronto (no es que el tipo metiera prisa a su interlocutor, en portugués viene a ser un saludo), está aquí el dorsal 414 y bla bla bla", y yo "sí pero el chip que me tiene que dar es el 708". El buen hombre con toda la pachorra del mundo y yo mirando el reloj, quedan 5 minutos. Lo único que me da cierto margen es que los jueces están reunidos a nuestro lado, pero en cualquier momento pueden irse a la salida y yo allí "negociando" con el que me pide calma a la vez que yo le muestro el reloj, "sí sí, calma, pero ...". Finalmente se aclara el asunto. El chip me lo tiene que dar otro de la Federación Portuguesa que está en la playa en el arco de salida junto al crono y la alfombra de control del final de la natación.

Ale, a correr como loco por los larguísimos boxes y una vez en la playa a pedir paso desesperadamente por la estrecha pasarela de madera que hay sobre las dunas para llegar al agua y que estaba llena de gente que se dirigía a ver la salida.

Me meto en el agua aunque sólo sea por ver cómo está de temperatura y dar dos brazadas y para afuera. Justamente al salir y, aunque parezca imposible entre el gentío y medio en penumbra, me encuentro a Atalanta y nos contamos nuestras cuitas (él se encontró con que su bici estaba pinchada y también contra reloj tuvo que reparar y dejarla a medio hinchar porque tuvo problemas con la válvula).

Después de tanto correr y tantas prisas tuvimos buen rato para charlar porque la salida se retrasó casi 15 minutos.

Capítulo 2. A nadar con el sol naciente.

El día está empezando a despuntar, el sol aún no se deja ver, pero lo hará en los próximos minutos. Me quedo más o menos en la parte trasera de la salida y empiezo a nadar sin mucho agobio. Ni siquiera en estos primeros momentos he tenido mucho problema. El primer largo perpendicular a la playa, se hace bien,  la boya no está muy lejos y se ve relativamente bien. Al doblar la primera boya la cosa cambia, ahora se nada paralelo a la playa, este segundo largo lo es de verdad, la boya está mucho más lejos y además nadamos en dirección al este, el sol está saliendo con lo que nos deslumbra y es imposible no ya ver, incluso intuir la boya, porque además no hay boyas intermedias que te sirvan de guía. Sí se ve más o menos unas luces de una de las embarcaciones de la organización. Entre eso y  seguir a los nadadores que van delante, aunque muy dispersos, se va orientando uno. No sé si haría muchas "eses", pero la primera vuelta se me hizo muy larga. La segunda la hice algo más cómodo aunque tardara un poco más. Además acabé con muy buen sabor de boca porque en el último largo antes de girar la última boya hacia la playa pude adelantar a un grupito.


Mar muy tranquilo, con algo más de oleaje durante la segunda vuelta, pero nada destacable ni especialmente molesto.

Primera vuelta 48:50, segunda 51:09. Total 1:40:00. La clasificación no da puestos parciales. Según dice todo el mundo natación bastante más larga, parece ser que  los GPS dan  entre 4.300-4.400 metros.

Capítulo 3. La bici, disfrute y encerrona.

La bici es a una sola vuelta, mejor dicho es un trazado lineal, con boxes separados, que nos llevará hasta Portugal. Otro de los aspectos peculiares de este tri, que desde la organización se había destacado en su promoción como el primer IM que une dos países.


En España el sector ciclista es con tráfico cerrado con un auténtico despliegue de lujo de la Guardia Civil controlando en todo momento el trazado, incluso con un helicóptero. También bastante control de los jueces de la federación.

Carreteras de firme perfecto, muchos y muy animosos voluntarios y como se preveía la mayor parte del tiempo viento en contra, no muy fuerte, pero constante, porque el trazado básicamente es ir hacia el norte-noroeste casi todo el rato. Toboganes en general suaves y buenas rectas para rodar rápido, con la salvedad del viento. Según vamos hacia el norte se va ganando altura, hasta llegar a unas zonas de pequeñas sierras que me recordaron mucho a las zonas de nuestras Serradillas y luego una buena bajada aunque con un par de repechones por medio antes de cruzar a Portugal. Creo recordar que en la parte española había dos avituallamientos y si no recuerdo mal no me avituallé en ninguno, en el primero seguro y en el segundo creo que tampoco. A estas alturas aún tengo disponibles mis bidones.

Disfruto como un enano, voy muy cómodo y razonablemente rápido, adelantando a bastante gente (también me pasan unos cuantos).

Se pasa a Portugal en el km 75 llego con una media de algo más de 26 km/h y pensando que una vez en Portugal volveremos hacia el sur y el aire nos dará a favor.

Craso error. En Portugal nos tenían preparada una auténtica encerrona. Ya nos habían advertido de que el recorrido no era para hacer marca, de que había unos 2000 metros de desnivel positivo y aunque el techo del recorrido ya lo habíamos hecho en España lo peor estaba por llegar para mí y para la mayoría, de forma absolutamente inesperada.. Hasta ahora había sido una subida más o menos constante, pero con toboganes en general suaves. Nada más cruzar el puente que nos ponía en Portugal nos topamos con un cuestoncio brutal, he leído en algún sitio que en torno al 17%. Alguno de los que va delante de mí lo veo haciendo eses metiendo los riñones, pasado el primer impulso y viendo el cariz de aquéllo meto el triple plato y para arriba. Un poco más adelante alcanzo a dos participantes caminando con la bici de la mano, seguro que no fueron los únicos. Debieron ser cerca de 2 kilómetros en los que creo que no llegué a quitar el "platillo". 

Este fue el aperitivo de lo que nos esperaba. A partir de aquí hasta meta un continuo sube y baja con rampas muy fuertes, no tanto como esa primera, pero aún tuve que poner el platillo otras tres o cuatro veces. Además las carreteras sin ser malas del todo no son lo suficientemente buenas como para poder rodar rápido en las zonas de bajada o en los pocos tramos medio llanos.

En la zona portuguesa el tráfico es abierto, en general muy escaso y tampoco supuso gran problema (al menos para mí), también con bastante control de la GNR en todos los cruces, pero siempre hay algún coche que puede ocasionar algún inconveniente. Por otra parte muy pocos voluntarios y ningún control de jueces, con lo que salvo una moto que sí he visto varias veces, en Portugal ha sido un recorrido muy solitario. En ocasiones me daba la impresión de que era un domingo cualquiera en que había salido yo solo con la bici. 

Mención especial merecen los avituallamientos. Sin duda lo peor de la prueba. Como dije antes en los avituallamientos de España no había cogido nada así que llegaba a  Mértola, casi km 100,  ya con poca bebida y con intención de cargar agua y Acuarius o similar. Al llegar al avituallamiento, en una pequeña cuesta y tras una curva me encuentro a todo el mundo bajado de la bici y por allí revoloteando. Bidones en el suelo, bicis en el suelo, voluntarios desorganizados... Como no hay nadie repartiendo bebida me  paro también y un voluntario me ofrece geles. Geles no quiero, le pido acuarius. No hay. Bueno pues agua, tampoco. ¿Einnn?. Unos metros más adelante veo a Jony también bajado de la bici a la puerta de una tienda. Ha comprado una garrafa de agua de 5 litros y allí van llenado bidones unos y otros. Me llenan un bidón mientras voy a la búsqueda del otro que acabo de tirar, pero que no encuentro. Según camino de nuevo hacia la bici un voluntario me da otro pequeño que acaba de rellenar en una fuente cercana en la que veo voluntarios y triatletas haciendo cola para rellenar bidones.

El problema se agrava en el siguiente avituallamiento, creo que en Alcoutim. Tampoco hay agua. Yo aún tenía en los bidones, pero ante la imposibilidad de recargar hay que "racionarla". La bebida isotónica, sales o energética o lo que sea que dan es Nutri Sport y aquí si hay, así que a falta de agua me bebo un buen vaso, sabe a rayos, tiene un sabor a jarabe horrible por lo que mezclo otro bote con el agua que me queda en uno de los bidones, uf, ni así mejora.   Estando parado pasa una furgoneta y  nos dicen las chicas del avituallamiento que es la que trae más provisiones, pero no paró en ese momento y decidí no esperar más. En el siguiente avituallamiento creo recordar que ya bebí bien y llegué hasta el final con líquido de sobra, pero con esa sensación de racionamieto en la parte central de la prueba.

A partir de aquí están los tramos más llanos de la parte portuguesa, también es el tramo más bonito, pegados al río Guadiana. Sin embargo no acaban las sorpresas en forma de "muros", parecía que ya entraríamos definitivamente en terreno más "amable" pero aún tuve que volver a poner en otra ocasión el platillo. Casi hasta la misma entrada de Vila Real de Santo Antonio, donde acababa la bici no hemos podido volver a rodar relajadamente.

No asustaros, con un 23 detrás se sube todo.

La bici se hizo durísima, aún viendo el perfil y conociendo el desnivel creo que nadie se imaginaba esa encerrona. Al menos en las bajadas podía sacar el pie de la cala para darle un descanso a mi torturada planta del pie derecho, que como siempre al cabo de tantas horas me acaba doliendo. Y sin embargo quedé muy satisfecho de la bici. En la parte española he disfrutado mucho y en la portuguesa con esas subidas de porcentajes tan fuertes, que no me gustan nada, he ido medianamente bien, eso sí harto.

Al final 7 horas y 14 minutos de bici, incluyendo las paradas. Dice el señor Garmin que 175´3 km., 7 horas y 6 minutos en movimiento, 24´6 km/h de media (iluso de mí yo que pensaba que subiría la media algo en la parte portuguesa al tener el viento a favor y al ser, en teoría, terreno descendente ya que había que volver al nivel del mar) y 2.160 m. de desnivel positivo.

Pero para acabar de rematar todavía faltaba otra vuelta de tuerca. Conté al principio lo de mi cambio de dorsal, pero que mi sitio en boxes era el que me correspondía con el dorsal primitivo. Bien, nos habían dicho que en la T2 estaría todo colocado igual que en la T1. Llego a mi supuesto sitio correspondiente al dorsal inicial y allí no está puesto mi nuevo dorsal, sigue puesta la etiqueta con el 414 y por supuesto no está la bolsa con mis zapatillas. Bueno, imagino que mi sitio estará al final del todo. Voy hasta el fondo de los boxes y tampoco. Ya de mala leche pregunto a unas chicas que hay allí por mi sitio correspondiente al dorsal "807". Allí no está el 807. Media vuelta y a buscar con la bici de la mano hacia atrás. Unos espectadores me advierten de que ya he llegado a mi sitio, el 708. Era tal la empanada que me tenía a esas alturas que incluso le llegué a decir que no buscaba el 708 sino el 807. Tuve que mirar el dorsal de la tija de la bici para enterarme de que efectivamente ese era mi sitio.

Capítulo 4. A correr. ¿Seguro que eso es correr?.

Después de esa transición que aparte del incidente ya me tomé con calma, siendo la T2 más lenta que yo recuerde haber hecho desde que hago triatlón, salgo a correr con mucha calma, al igual que la bici la he hecho fuerte, para correr no me veo con fuerzas ni ganas. El día es caluroso y húmedo, en la bici no se notaba tanto, pero ahora ya se deja sentir. Más o menos por el km 4 ó 5 me cruzo con Atalanta que está acabando la bici, su comentario "Anda que ... vaya tela". Más adelante a lo largo de la maratón he pensado muchas veces en que debía estar a punto de alcanzarme, pero se había retirado más o menos por donde iba yo cuando me crucé con él.


Voy trotando a ritmo cochinero, pero tan pronto se inicia la cuesta para subir al puente que cruza sobre el Guadiana me pongo a caminar, tengo claro que las dos cuestas que hay al principio, luego ya es todo llano,  las voy a hacer  andando. Voy con ganas de mear y me planteo hacerlo desde el medio del impresionante puente, jajaja, pero no me atreví a dar el espectáculo, jeje.

Cruzado el puente, ya de vuelta a España poco antes de entrar en Ayamonte empieza la otra cuesta bastante más fuerte así que a caminar otro rato hasta que se empieza a bajar para salir ya a las afueras de Ayamonte y coger la vía verde que va en principio entre marismas y luego entre cultivos de naranjos (creo).

Tras el avituallamiento que hay nada más empezar la vía verde empieza el calvario. Caminando, pero a paso de tortuga, ni siquiera tengo energías para caminar con cierto brío. Empapao de sudor, asfixiao de calor, pájara total, llega un momento en que incluso me tengo que parar a sentarme un rato. No me planteo la retirada, pero lo cierto es que voy como alma en pena. Me empieza a pasar gente trotando, pero incluso los que van también caminando algún rato me dejan atrás rápidamente. De vez en cuando, más por "vergüenza torera" que por otra cosa troto algo, pero me dura poco la intención. Por momentos habría necesitado meter la cabeza debajo de un grifo de agua bien fría, como dice Atalanta para "enfriar el reactor de Fukushima". Todos los kilómetros de la puñetera vía verde se me hacen eternos. Los avituallamientos son un poco escasos, agua caliente, en algunos Coca Cola caliente, en otros Nutri Sport de ese que decíamos que sabía a jarabe, plátano y yo creo  nada más, o al menos no me acuerdo de más, quizás geles, pero encima como para tomar cosas raras, con el estómago un poquillo revuelto. Veo algunas esponjas tiradas por el camino, pero no en los puestos, salvo en uno. También en eso se han quedado cortos, tenían que haber tenido en cada puesto de avituallamiento unos cubos bien grandes y bien servidos de esponjas o al menos de agua para echarte por encima, porque aunque te echaras algo de la de beber no era cuestión de tirarte un par de botellines por encima no fuera que además también se les acabara. Por cierto, ahora que estoy, que no se me olvide, todos los voluntarios majísimos, muy amables y entusiastas animándonos con ganas incluso después de llevar un pila de horas en sus puestos.

Me entran unas ganas enormes de mear cada poco. Sin embargo no meo más de cuatro gotas incluso con algo de dolor, supongo que sería síntoma de deshidratación. El mono empapado de sudor me está haciendo rozaduras. En fin, una situación calamitosa.

Cuando acaba la zona de marismas empieza a anochecer. No los veo, pero oigo zumbar a  mi alrededor unos mosquitos que deben ser como caballos de grandes, afortunadamente fue sólo durante unos minutos y no me atacaron de forma inmisericorde, si no habrían acabado conmigo, incapaz de defenderme con las suficientes energías.

Sin embargo el anochecer sí trajo algo positivo el descenso de temperatura o al menos de la sensación de calor y humedad me reavivó un poco, de modo que una vez anochecido he podido "correr" algo más y algo más vivo. Llego a La Redondela ya de noche, aquí sí hay un avituallamiento un poco más completo, con más fruta e incluso unos frutos secos. Un poco más adelante, en el km 27 ó 29  hay un control de paso, hay que pasar, si no recuerdo mal, dentro del límite de 13 horas desde la salida. Es un margen que en principio me parecía más que amplio, sin embargo en ese momento ya no me parecía que me fuese a sobrar mucho tiempo. En esa zona se vuelve a pisar el asfalto ya en plena noche. Pasado el control volvemos a terreno campestre por medio de un pinar junto a las dunas. Iluminado con pilotos de bici, lo suficiente para saber por dónde tenías que ir, pero no para ver el suelo. La verdad es que nos habían avisado de que a los últimos se nos haría de noche y habría zonas como esa en que era muy recomendable usar un frontal. Alguno sí lo llevaba, yo lo pensé, de hecho lo había llevado en el equipaje, pero lo que no parece lógico es cogerte el frontal en la T2 cuando empezabas a correr en plena tarde, quizás debían haber establecido un lugar en que recogerlo en alguno de los avituallamientos previos.

La cosa va llegando al fin, entras ya en el paseo marítimo de La Antilla, empiezo a correr con algo más de ganas y de soltura, hay algo de ambiente, de animación y eso también motiva a sacar fuerzas de donde no hay, se pasa por delante de la meta,


pero queda llegar hasta el final de la playa y volver, unos 6 ó 7 km., incluidos uno y medio o dos de playa, pero ya sin paseo, por la arena. Aprovechando la arena más húmeda y dura para caminar otra vez con paso lento.

Volvemos al paseo, otra vez a la poca, pero al menos alguna animación, otra vez se intenta poner la mejor cara dentro de lo que cabe a estas alturas y tratar de entrar en meta "corriendo" con cierta dignidad. Han sido 6 horas de maratón, que no de carrera, porque correr es otra cosa. Mucho peor que en mi peor maratón de IM hasta ahora y mucho peor incluso que en el debut maratoniano en Valtiendas.




Tiempo total 15:05:06, puesto 516 de 548 que acabaron. En resumen razonablemente satisfecho con la natación, muy satisfecho con la bici y a pie la gran petada.

Un cadáver en meta.
Organización con luces y sombras, bastante deficiente en algunos aspectos fundamentales, sobre todo en los avituallamientos. También con algunos fallos previos en cuanto a información e incluso falta de planificación e improvisación en otros. 

¿Repetiría?. Pues quizás sí, porque creo que los fallos tienen solución y que deben haber tomado buena nota de ellos. Además si siguen con el mismo planteamiento en cuanto al precio es muy tentador, frente a los 400-500.-€ que se están manejando por ahí.