jueves, 28 de febrero de 2013

Maratón de Sevilla y olé... Torre del Oro.


Sevilla, 24 de febrero de 2013. Los señores del tiempo llevan toda la semana advirtiendo de la ola de frío que se aproxima. También llegará hasta Sevilla. Pero ya nos gustaría a muchos que las olas de frío por aquí, e incluso el frío normal (sin olas) fueran como esa de Sevilla. Para los de tierras mesetarias hace una temperatura que, quitando a primera hora de la mañana, ni siquiera se puede calificar de fresca. Eso sí en Salteras, el pueblo donde nos alojábamos (un poco más alto que Sevilla capital) el cristal del coche estaba helado por la mañana.

Proximidades del Estadio "Olímpico", 8:15 de la mañana. Primeros nervios, no acierto con el camino que me lleve al aparcamiento junto al estadio y la hora se va echando encima para la faena previa que queda: ungüentarse, aliviarse, acabar de cambiarse y dejar la bolsa en el guardarropa; de modo que casi me tiro del coche dejándoselo a mi hermana para que lo aparque. De hecho me bajé más lejos del estadio que donde quedó aparcado el coche.  En principio iba con tiempo de sobra, pero aquí empieza un pequeño caos. Me acuerdo de lo tranquilos que son estos menesteres en el Boedo o en otras maratones "pequeñas" y me entra el agobio (como a casi todos) aunque aún falte bastante tiempo para el inicio, pero la lentitud del guardarropa es desesperante. Está mal organizado, quizás otros años fuese suficiente, pero este año somos más de 7000 participantes (y en el futuro quieren llegar a 10.000). Un apelotonamiento de gente que impide incluso el paso a los que ya van a la salida. Un detalle, el número de dorsal en la bolsa lo pintaban con un rotulador, pues ni rotuladores tenían, se tenían que dejar un rotulador unos voluntarios a otros. Esto se soluciona fácilmente con unas pegatinas y haciendo un guardarropa más amplio, porque mira que hay sitio en las entrañas del macro monstruo de estadio.

Pasado ese mal trago y punto negativo de organización todo el resto (excepto otro asuntillo que trataré al final) es de nota muy, pero que muy alta.

Salida organizada en cajones por tiempos que creo que sí se controlaron, al menos a mí. Hace tiempo que no hago una carrera con tanta gente y cada vez me gustan menos, pero el lugar de salida es muy amplio y la salida será fluída, pudiendo correr cómodo tan pronto se pasa la pancarta (al menos los que salimos relativamente delante).

Uno de los "padrinos" de la carrera es Abel Antón campeón del mundo de maratón en Sevilla. En esta ocasión va ser la liebre de 3:30. Ese es mi objetivo hoy. Casualmente me topo con él a los pocos metros de la salida, los que tardó el globo en soltársele. Comentando la jugada se va haciendo el grupillo, para el que, a falta de globo, va pregonando su objetivo a voces. Yo voy pegado a él comentando la temperatura, algo fresca,  pero ideal frente a los treinta y muchos o cuarenta con los que tuvo que lidiar en aquel agosto en que ganó el mundial. Vamos un pelín por debajo de los 5´ km. y pone todo su empeño en ir controlando un poco más y en dar consejos. Me resulta un ritmo muy cómodo, demasiado, voy en la cabeza del grupo y casi sin querer poco después del avituallamiento del km. 5 me voy marchando poco a poco.

Voy feliz de la vida,  los km. 12 a 17 los hago un poquito por debajo de 4:50 sin miedos a lesiones mal curadas, sin temores a la falta de kilómetros por lesiones y fiestas varias, sin preocupaciones por unos kilos de más. Únicamente me "reprocho" no estar en plenas condiciones para correr más y mejor. Como he dicho la temperatura es perfecta, el circuito inmejorable, el ambiente fenomenal con mucha gente animando por todas partes y con tanto corredor, inevitablemente, te dejas arrastrar. Me da pena no estar a la altura y no poder dar todo lo que Sevilla me está dando en esos momentos. También es cierto que si hubiera estado a tope y apretando desde el principio no hubiera disfrutado tanto de la carrera. Km. 5-6, dejamos Triana, paso por el Puente de Triana para adentrarnos en Sevilla (es sabido que para los trianeros, Triana y Sevilla son ciudades distintas),  Torre del Oro y la Real Maestranza de Caballería.

Hasta la media llego prácticamente sin enterarme, 1:43:27, bien. Estamos en la zona menos glamurosa del circuito, la más alejada del centro y ya hemos dejado atrás la temible (por lo larga y un poco solitaria) Avenida de Kansas City (siempre me ha llamado la atención ese nombre, suena como a tebeo). Sin embargo en cualquier cruce, de forma inesperada, de repente hay un montón de gente animando con fuerza. He de reconocer que pese a que no me gustan mucho las carreras masificadas y de que no temo en absoluto  la "soldad del corredor de fondo", esos ánimos bulliciosos me siguen poniendo la piel de gallina. Paso por el estadio del Sevilla, km. 25´5 más o menos. Ya ha bajado algo el ritmo, pero sigo por debajo de los 5´ km. En teoría, con el escaso entrenamiento a estas alturas la gasolina ya debía estar empezando a rozar la reserva, pero sigo relativamente bien.

Por el km. 30, justo después del paso por el campo del Betis me empiezan a salir ya los km por encima de los 5 minutos. De momento no es preocupante, son sólo unos segundos, tengo un colchoncito de un par de minutos y nos volvemos a acercar al centro. El paso por el Parque de María Luisa en algunos momentos es espectacular como la entrada a la Plaza de España. Pero aún nos esperaba lo mejor, todo el paso por el centro es muy emocionante, particularmente en el entorno de la catedral, vamos que yo ni la vi entretenido y entusiasmado como iba con el gentío. También por aquí está mi afición particular, gracias familia, espero que lo pasaseis bien. 

Pero lo bueno se acaba, queda enfrentarse a los últimos kilómetros ya sin ese extra de motivación, un poco más solitarios y un bastante más fatigados según nos acercamos a la meta. En el km 37 se cruza el puente de la Barqueta que nos lleva de nuevo a la isla de La Cartuja y empieza mi particular muro, sin ser una cosa  tampoco escandalosa, pero entre los km. 37 y 40 se me van los tiempos a más de 5:15 km., con el km. 40 en 5:26. Ya muy cansado toca tirar de resevas (no sé si las reservas de grasas servirán para algo, pero de esas tengo muchas, jajaja) y también algo acalorado voy deseando encontrar agua para beber un buchito (he bebido bastante poco en toda la carrera) y sobre todo para echarme por encima, que me refresque y reviva un poco. En este aspecto hay otro detalle que no me ha gustado demasiado. En los primeros avituallamientos el agua la daban en botellas (imagino que con la justificación, entendible, de que sería muy complicado llenar vasos de agua para todos los corredores que llegamos en masa en breve espacio de tiempo) y luego el agua ya la daban en vasos. Sin embargo en los avituallamientos finales los vasos eran mucho más pequeños que en los anteriores (o al menos esa es la percepción que me quedó, quizás también los había grandes, pero a mí me tocaron los pequeños) cuando al final era más necesaria el agua por el cansancio, la sed y el calor, como digo aunque fuera para tirársela por encima.

Sigamos. Viendo que los tiempos se me estaban yendo demasiado decido echar el resto. He perdido el colchoncito para bajar de las 3:30, pero todavía tengo ánimos para apretar, mi hermana está en el 41 más o menos, seguramente cuando más estoy forzando la máquina, no queda otra, esto ya me lo sé: cabeza gacha y para adelante. 

Entrada en el estadio, donde, más que emociones y esas cosas lo que más me llamó la atención es lo deterioradísimo que está el tartán. Recta de meta y final en 3:30:42. 


Muy satisfecho, aunque a veces no lo parezca, porque, lo primero, no sabía si las molestias que había tenido últimamente me dejarían acabar y lo segundo porque en caso de acabar no estaba muy convencido de que a partir de los km 25-30 no tuviera que ir casi a gatas. Pero, como hemos comentado en algunas ocasiones la experiencia cuenta y sobre todo no sé de qué modo, pero el cuerpo y las piernas están acostumbrados ya a muchas palizas y responden mejor de lo que podría esperarse. Vamos y si no es así la cosa, pues no yo qué sé.

Dentro de las tripas del estadio avituallamientos muy completos de comida y bebidas variadas y de nuevo a enfrentarse al gran reto: recoger la bolsa del guardarropa. Lo cierto es que hice una pequeña trampa y apenas tardé unos minutos. Como las bolsas se dejaban en filas por número de dorsal y éstos se daban por tiempos acreditados, más o menos toda la gente con los dorsales dentro del mismo rango llegaba al mismo tiempo formándose grandes tapones en las filas correspondientes. Pues bien, en las filas anteriores a la mía había un voluntario atendiendo gente (a algún "listo" como yo) pero no había más de tres o cuatro personas, así que allí me encaminé y bolsa al momento.

Pero quedaba la segunda parte de la odisea. Ducharse. Esto sí que es el fallo más grave. Que yo viera sólo había abiertos dos vestuarios para ducharse (hombres y mujeres), no sé si habrá más en el estadio, pero seguro que tiene que haberlos o si había más abiertos, yo desde luego no los vi y tampoco estaban indicados. Así que era misión imposible. Como la mayoría, opté por cambiarme de ropa de cualquier manera en un pasillo y salir de allí cuanto antes al sol, porque allí dentro hacía bastante corriente y frío.

Y de allí a comer. Por si fuera poco, en esta extraordinaria maratón, excepto los dos lunares del guardarropa y las duchas, dan de comer (pasta), bastante bien, por cierto, tanto el sábado como el domingo. Si le añades un precio de inscripción bastante barato para lo que se suele cobrar ya, ¿qué más quieres?. Volver.

jueves, 7 de febrero de 2013

Y llegó el día. San Blas 2013.

Después de muchos años llegó el día, el momento de ser Mayordomos de San Blas. 


Días previos de preparativos, de organización, de ir cerrando frentes, de nervios (también) y por fin dar paso a que todo eso se viera reflejado, a recibir amigos, a compartir buenos ratos, a sentirse a veces incluso un poco sobrepasado por "el cargo", a recibir felicitaciones y enhorabuenas y por qué no a echar de menos a quienes estuvieron en nuestro lugar muchos años antes y que fueron la causa de nuestra presencia en el antiguo Monasterio de La Caridad en este día. 

Finalmente y una vez acabado todo, momentos de íntima satisfacción por que todo saliera incluso mejor de lo que pudiera preverse.


Me puede la pereza y me faltan muchos conocimientos para escribir algo más elaborado en torno no sólo a la festividad de San Blas, sino también de los otros "santos de gorrilla", el conjunto de festividades de invierno formado por San Antón (17 de enero), San Sebastián (20 de enero) y San Blas (3 de febrero) y al que seguramente podrían unirse la festividad de Las Candelas (2 de febrero) y Santa Águeda (5 de febrero) para rematar como culminación de todo el ciclo invernal con los Carnavales, así que únicamente voy a reflejar en imágenes algunos de los aspectos de este San Blas especial, imágenes que, por irrepetibles, van a quedar guardadas en la memoria y en el corazón.

La víspera, día 2, a primera hora de la mañana a por la leña para la hoguera.




Día 2 por la tarde, con los preparativos de la hoguera: la iluminación,


El vino y algo para ayudarlo a pasar,


La leña ya preparada

Y la hoguera ya casi en sus últimos momentos.


Durante la hoguera los mayordomos con un invitado.


El convite de después de la hoguera


que se acabó cantando.


Día 3, San Blas. Los mayordomos y algunos otros participantes en la procesión "en chiqueros" esperando el inicio.




Por fin, una vez debidamente ataviado el Obispo,


 allá vamos, precedidos por los tamborileros.


Iniciamos el "paseíllo"



con un día espléndido,



tan bueno que se decidió hacer la misa en el patio del convento en lugar de hacerla como siempre dentro de la capilla.


 Aunque a la sombra tanto rato más de uno estábamos esperando que acabara para ir pronto al solito.


Luego siguió la fiesta con más comida y bebida por la tarde y la noche. En fin, aún hoy estoy pagando excesos con unos kilillos de más. Y carnavales este fin de semana....

Aquí la noticia en la prensa local con muchas fotos:

http://ciudadrodrigoaldia.es/2013/02/03/la-celebracion-de-san-blas-en-domingo-lleva-a-miles-de-mirobrigenses-a-la-caridad/

Y aquí unas curiosas imágenes de la celebración de San Blas en el año 1966. Buena parte de la celebración sigue siendo prácticamente igual. Sólo echo de menos esa alegría tan espontánea, claro que eran tiempos más tristes en que una fiesta se celebraba por todo lo alto, ahora yo creo que en estas épocas de saturación hasta las fiestas y celebraciones las hacemos más rutinarias y mecánicas.