viernes, 30 de noviembre de 2012

III Ruéu del Jálama.

Una nueva convocatoria, un nuevo "Ruéu", una Jaramugada que nació con vocación de quedarse y aquí estamos por tercer año. Y vamos aumentando la familia con  nuevas incorporaciones, aunque también hubo algunas bajas notables.


El correr por la montaña gusta a casi todo el mundo que lo prueba y además es menos lesivo. Por lo que a mí respecta llevo una año malísimo de lesiones, si no incapacitantes sí que me impiden coger ritmo y continuidad. Y por no ser menos, el Ruéu lo afrontaba con muchas dudas por molestias y falta de entrenamiento. Pensando en tener que darme la vuelta en cualquier momento. Sin embargo ninguna molestia salió y pude completarlo, no con la soltura que me hubiera gustado y que me hubieran dado más kilómetros, pero sí con cierta comodidad.

Las previsiones meteorológicas de los días anteriores eran muy malas, se había anunciado casi el diluvio universal, aunque a última hora las previsiones eran de lluvia moderada, eso sí con buena temperatura. Por tanto, pertrechados para la lluvia, lo que nos encontramos fue niebla durante todo el recorrido y ni gota de agua (mejor dicho, de lluvia).


Salimos con relativa calma y más o menos agrupados (en las fotos falta por delante mi tocayo Agus que salió como una bala)


y por detrás el "Abuelo Obleas" que está algo flojo y no le va mucho lo del monte y las piedras, aunque después estaba exultante y feliz.


Decía antes que no tuvimos ni gota de lluvia, porque agua sí que tuvimos para aburrir, eso sí de "abajo arriba". Los primeros charcos se tratan de evitar, 


pero cuando ya es imposible, uno, ya curtido en mil de éstas, intenta enseñar a "sus discípulos" que la mejor forma de pasarlos y la más segura es por medio, sin titubeos.



Salvo "Bienvescribe.com", al que parece que le daban miedo y ha tratado de esquivarlos siempre que ha podido. Claro que a veces (muchas) no se podía, jeje.


Poco después de estos charcos de la foto me adelanto del grupito de cola para ir en busca del grupo de cabeza, pero no logro alcanzarlos y hago unos 2/3 del Ruéu yo solo. Sin embargo no se me hizo largo en absoluto, al contrario, la niebla y el no ver lo que llevas y lo que falta de camino hicieron que pasaran  los kilómetros sin darme cuenta, tan sólo haciendo alguna paradita para "afotar" algunas de las torrenteras que en ocasiones desbordaban cunetas y pasos de agua para ocupar todo el camino durante muchos metros, en los que iba chapoteando feliz como un niño con botas de agua.



La bajada a Villamiel, una vez que coges la pista ya sí que se me hizo un poco larga, pero entre Villamiel y San Martín se pasa rápidamente esa "monotonía", se trata de un repechón muy fuerte (quizás la subida más dura)  y en el que después de tanta bajada cómoda, el volver a subir, hace que mis poco entrenadas piernas se acalambren y me toque caminar unos metros, claro que cuando se pasaron los calambres puede volver a correr, pero fue un espejismo, tuve que volver a caminar otro tramo ya no por dolores sino por puro cansancio, eso sí, disfrutando de otro precioso bosque de castaños y robles.


Coronado el repechón sólo queda la bajada hasta San Martín


y solamente a las puertas del pueblo abrió tímidamente la niebla dejando, más que ver, intuir, unos mínimos rayos de sol


eso sí a estas alturas lo que sí que había abierto definitivamente era mi hambre que puede calmar muy gustosamente después, en la también ya tradicional comida, pero eso es otra historia.

Una vez más, misión cumplida.


(Las fotos, efectivamente, son una m....., pero el hacerlas de cualquier manera deprisa y corriendo, la niebla,  la humedad, sin limpiar el objetivo y que el fotógrafo tampoco tiene mucha idea, pues este es le resultado).