miércoles, 29 de mayo de 2013

Ultra Aldeas do Courel 2013. Un percorrido moi duro e eu muito fraco.

Título de la crónica mezcla de gallego y portugués en atención al equipo organizador del circuito Galicia Máxica Trail Adventure en el que se integra la prueba, equipo formado por la parte portuguesa por Moutinho como cabeza visible y algunos compañeros y por parte gallega por miembros del CAR Marisqueiro de Vigo (supongo que los más tirados al monte). Sólo una aclaración, "fraco" no es flaco, sino débil, flojo.

Pues con esos mimbres me presenté en Seoane do Courel (ahora por mor de las normalizaciones lingüísticas se llama Courel lo que antes se llamaba Caurel, así que el resultado es que conviven ambos nombres), para hacer el Ultra Trail Aldeas do Courel, quizás con cierta falta de respeto a una distancia indeterminada anunciada entre 80-84 km y un desnivel de 3.200 m positivos, aunque en el recorrido del wikiloc da casi 76 km y 3.900 m positivos, lo dejaremos en unos 80 km y seguramente los datos de desnivel sí sean esos 3.900. Estas cosas, salvo cataclismo, las acabo aunque no vaya especialmente preparado, claro que no es lo mismo acabar bien que regular, o mejor dicho regular (porque hombre, bien, bien tampoco es que se acabe después de una de estas palizas) que mal.




Se celebra simultáneamente la prueba "corta", el Trail Aldeas do Courel de unos 36-37 km con la que compartimos esa primera parte del  recorrido.

Al poco de la salida afrontamos la primera subida bastante fuerte en la que se producen algunos atascos, así como en la bajada y posterior tránsito por  el Val das Mouras,


un lugar alucinante lleno de grandes bloques de piedra repartidos de forma caótica, bosque, helechos, musgo, pequeñas cuevas, un lugar de cuentos de hadas y de meigas, de rituales y conjuros y en el que debido a esas circunstancias no se puede correr en absoluto, pero con el que todos quedamos sorprendidos.


(Aquí muchas más fotos de la organización de esta zona con las que os podéis dar una idea, merece un paseo con más calma por allí, aún a riesgo de no salir del laberinto).

Como comentaba alguien en la carrera una "Moutinhada". Según me dijo luego Moutinho ante mi extrañeza por ese caos de rocas que nada tiene que ver con las lomas y montes del resto de la zona, se trataba de una enorme cueva que se derrumbó.

El siguiente tramo es una gozada para correr, junto al rio Lor.



Sin grandes dificultades salvo algunas zonas de pizarra resbaladiza. "Esto no se paga con dinero" dijo uno de los participantes que iba detrás de mí en ese momento. 

Toda esta primera parte en general es bastante corrible, no hay muchas zonas técnicas, y claro se corre, quizás más de lo que se debía, además el ir con los de "la corta" te anima a seguir un ritmillo más o menos "fuerte", como digo quizás demasiado para mí, pero que en ese momento era perfectamente asequible.


A la vuelta de ese bucle después de pasar por el avituallamiento de Froxán 


empiezo a flojear. Voy con un compañero, Nicolás, que me propone hacer camino juntos, sin embargo en la subidas ya me noto que no soy capaz de seguirlo. Nos pasa cada vez más gente, incluso en los tramos fáciles, que son muchos, eso sí, continuo sube-baja y además con algunas "moutinhadas", muchas trampas, zonas no ya técnicas, sino imposibles de correr por transitar por zonas donde no hay camino, ni sendero ni nada que se le parezca, para unir varios tramos de caminos sencillamente se ha marcado el recorrido por allí para arriba o para abajo y ale, a "gatear". Particularmente hay una subida "asesina" por el km. 32-33, después de andar otro buen tramo también muy complicado por entre las piedras de un río. El km 33 me costó 24 minutos. A estas alturas ya debían "pitarle bastante los oídos" a Moutinho, jeje. Mi compañero que parecía ir mejor que yo, también empieza a flojear y decide que se queda cuando llegue a Seoane renunciando a los puntos para el Mont Blanc.

Llego muy tocado a Seoane, de las veces que más en una primera parte de una ultra, han sido algo más de 37 km en 6:10 más o menos y eso que sobre el papel era la parte fácil. Como y bebo bastante, descanso un buen rato y salgo a afrontar la segunda parte. Cansado y lento, ya sólo estamos en camino los de la Ultra, somos pocos, sin embargo me siguen adelantando bastante fácilmente, entre otros Rafagas con quien había coincidido y charlado antes en el avituallamiento (recuerdos de su parte para Atalanta). Empiezan los primeros amagos de calambres, de momento sin mayor importancia que mostrar que la cosa no va bien, sobre todo en los tibiales de tanta cuesta arriba tan empinada.

Y empieza la temida subida de la Devesa da Rogueira al Formiguiros (creo que no me equivoco con los nombres).



Subida en su primera parte fuerte, pero sin nada del otro mundo, por pista o camino muy empinado. Por aquí sí que voy completamente solo.

Es uno de esos bosques en que los árboles no te dejan ver el bosque.


Son las 5 o las 6 de la tarde pero "casi" parece de noche, se transita por un bosque muy cerrado y muy húmedo, del que parece que en cualquier momento va a surgir el recordado "bandido Fendetestas". Y yo sí que parezco el ánima en pena de Fiz de Cotovelo.



Para remate en la parte más alta se empina más y desaparece el bosque sustituido por un monte bajo que se cierra sobre el camino dificultando la marcha y con los consiguientes arañazos en las piernas. Un par de kilómetros a más de 25 minutos cada uno. Y casi llegando a lo más alto se me "muere" el Garmin, estaba cargado del todo, pero creo que en la mochila quedaría presionado el botón de encendido y debió pasar toda la noche encendido. Hasta ese momento 46´7 km en 9 horas y 22 minutos (incluida la media hora más o  menos que estuve en el avituallamiento).

Desde la parte más alta en dirección al este el Bierzo a lo lejos


Y antes de empezar a bajar, hacia el norte



Se inicia la bajada, pista y caminos amplios, no es muy brusca y se puede trotar, bajo con calma, las piernas parece que se recuperan, pero al volver al trote se me agudiza el roce de la mochila en la espalda. Me pasa casi siempre, pero normalmente tarda más kilómetros y tiempo en aparecer.

Con el Garmin muerto voy sin referencias de hora ni distancia, pregunto en los avituallamientos,  a la vez que no dejan de pasarme corredores. Continúo la bajada relativamente cómoda hasta Acampamento, eso sí, sin florituras, a un ritmo muy pachanguero. Penúltimo avituallamiento donde me tratan como a un rey y me hacen  un apaño para las rozaduras de la espalda, muchas gracias otra vez.

Queda un último empujón, ya casi se huele la meta, pero anda que no me quedaba por penar. Toca encender el frontal y pasar algunas "moutinhadas" más, particularmente una después de pasar por una zona de agua en la que los pies se me quedaron helados y después afrontar una subida imposible en la que cada paso era un doloroso calambre en los tibiales y en la que si no hay unos arbolitos para irse agarrando con las manos y tirar para arriba no sé si habría subido.

Realmente en toda esa zona lo pasé mal maldiciendo un recorrido que me parecía peligroso y más en esas condiciones de soledad, nocturnidad y fatiga por ser ya casi el final de la prueba. Seguramente el problema fuera más de mi flojera que del propio recorrido.

Después de todas las calamidades de la subida al llegar a la zona alta se abren ante la vista varios valles con las luces de numerosos pueblos. La mente deseosa de acabar te lleva a tratar de adivinar cuál será nuestro destino. Juego peligroso, porque se cae en la trampa de ilusionarse con el que parece más cercano, con el que parece que está en tu dirección, aunque llegar allí sea imposible porque se abre un valle profundo imposible de atravesar. Además llega un momento en que ya no sabes si vas o vienes, entre vueltas del recorrido y revueltas del camino no sabes ni dónde estás ni hacia dónde te tienes que dirigir, así que con resignación cristiana sigues poniendo un pie delante del otro, un paso tras otro, ora trotando un poco, ora caminando otro rato (la última bajada también es larga y cómoda llegando en medianamente buenas condiciones), empiezas a oír algún ruido lejano dentro de la noche, intuyes, ahora sí, que ya estás en la "recta final", entras en terreno ya conocido y finalmente bajo el arco de meta te recibe Moutinho con el chaleco de "finisher" y un abrazo, aunque tú en ese momento estés pensando en "asesinarlo", jajaja.



Pero bueno, una más, una preciosa zona que merece la pena correr y conocer, bosques mágicos, ríos cristalinos, aldeas que siguen conservando su sabor, aunque desgraciadamente la mayoría "en vías de extinción",  nuevos y viejos amigos (Atalanta conocí a un chico asturiano que te conocía: hicisteis y os retirasteis juntos en el Soplao y seguía tu blog y de rebote también el mío, qué cosas esto del interné) y ..... calambres, muchos calambres, jajajaja. Tantos que al acabar y sentarme un momento en una colchoneta antes de la ducha los músculos de las piernas y los dedos de los pies parecían tener vida propia, se tensaban y destensaban por sí  solos igual que cuando el fisio te pone la electroestimulación, los dedos de los pies se "encabritaban" como queriendo apuntar otra vez a lo alto de los montes, como si no hubieran tenido bastante, pues no te digo, que incluso ya metido en el saco me han estado "bailando"  casi todos los músculos de las piernas...

Como se me murió el aparatico de medir ni sé el tiempo que hice ni la distancia que me habría marcado. Según se comenta la distancia debía rondar escasamente los 80 km (la verdad es que la última parte se me hizo larga, pero esperaba que se me hubiera hecho más aún con las referencias de distancia que nos iban diciendo) y el tiempo pues cuando salga la clasificación, porque al final en meta se me olvidó preguntar, pero vamos, hablando en términos estrictamente deportivos nada bueno, eso sí, como el que no se consuela es porque no quiere, diré que esto era un entrenamiento para los Aquilianos el próximo fin de semana, jajaja, ahí sí quiero hacer un buen tiempo.

Clasificación disponible: 15:47:30, y efectivamente no es un tiempo nada bueno con mucho terreno en que se puede correr, y sobre todo teniendo en cuenta el puesto: 69 de 71, con muchos retirados o que no salieron, porque había muchos más inscritos.

Y por último dar las gracias a todos los miembros (y miembras) de la organización por tratarme como si fuera uno más de casa, particularmente al amigo Miguel, "culpable" de que yo acabara en la lucense Sierra do Courel el pasado fin de semana. Un abrazo para todos.



Durante el viaje de vuelta venía yo dándole vueltas a la cabeza de qué me sonaba a mí lo del Caurel, dónde había oído yo ese nombre. Me acordé, Siniestro Total:

"Yo quiero ser Emilio Cao
tocar el arpa en el Caurel..."



Y ya de puestos pues aquí está Emilio Cao tocando el arpa en el Caurel:



miércoles, 22 de mayo de 2013

IV Triatló Longo de Aveiro, 2013. Buen sabor de boca.

Un año más, y es el tercero, en San Jacinto, en la Ría de Aveiro para participar en el IV Triatló Longo de Aveiro (distancia 1/2 IM).


El fin de semana se presenta complicado en lo meteorológico, el sábado hace sol, pero bastante viento y la temperatura está bien  al solete, pero si te da el aire o se pone una nubecilla por medio se nota fresco. Con esos antecedentes todos tenemos la duda de qué ponernos el domingo, además se prevé lluvia. En fin, si ya he llevado hasta Aveiro ropa de todo tipo pues habrá que llevarla también a boxes y decidir sobre la marcha.

El domingo amanece fresco, pero esperaba incluso más frío, ha estado lloviendo buena parte de la noche, pero al menos no hace viento. Visto el día y que no soy friolero finalmente sólo dejo en boxes un maillot de manga corta y unos manguitos.

Neopreno y al agua. Y ahora sí, con al agua sí que me confundo, está helada, mucho más de lo que pensaba  (al revés que el año pasado), y aunque el "capullo" del animador no deje de repetir por megafonía que "está muito bem, está quentinha, 16 grados", jajaja.

Correspondiendo a los ánimos de la afición.
 La natación la hago con calma, quizás demasiada. Salgo en un lateral y me voy desviando sin querer poco a poco, lejos de las zona de conflicto, así que ya me mantengo por ahí prácticamente solo hasta la primera boya. En las boyas tampoco he tenido problemas y hasta el final he ido bastante tranquilo, sin agobios y sin golpes, nadando a mi aire y de ahí que quizás haya faltado un poquito de "chispa". Pero bien, 40:47 y puesto  169 (supongo que de los 194 que acabaron). Eso sí los pies congelados.

Poca gente se ve aún en el agua.
Durante la natación el tiempo no parece que esté muy malo por lo que mientras nadaba decido hacer la bici sólo con el mono. Transición larga y con los pies que parece que no responden, se hace raro correr así. Transición en 2:54, el 101, mucha gente se vistió bastante, claro que se ha visto de todo: sólo monos, maillots, manga larga, manguitos, chalecos, chubasqueros.

La bici empieza muy bien., a buen ritmo y sin viento. No noto frío ni siquiera en los primeros kilómetros. Pero como a mitad de la primera vuelta empieza a llover, está muy nublado y oscuro por todas partes, parece que vamos a tener agua hasta el final. Eso sí sigue sin hacer mucho frío, se soporta bien. Una vuelta  o quizás algo más lloviendo sin parar y luego deja de llover, van abriendo algo las nubes y se vuelve a rodar con más alegría, subiendo algo la media. Sólo tengo sensación de frío en los pies, que después de la natación y el chaparrón no han tenido oportunidad de entrar en calor. Voy contando los que me adelantan y a los que adelanto, al final más o menos la cosa quedó pareja. La media se mantiene algo por encima de los 31 km/h hasta la última vuelta en que el cansancio se deja notar, además ya cuesta más mantener la postura acoplada y se levanta algo de viento. De todos modos, aunque las condiciones no fueran las mejores sí noto que no estoy igual de "fino" que el año pasado, supongo que con la primavera lluviosa que hemos tenido llevo bastantes kilómetros menos, en cualquier caso contento. Al final 2:54:29, casi 11 minutos más que el año pasado, puesto 146.


Al bajar de la bici en la transición otra vez los pies fríos me lo hacen pasar mal. Corriendo con la bici de la mano parecía que en vez de pies llevara unos trozos de madera, por lo que agradezco enormemente ponerme las zapatillas y salir corriendo, a ver si se activan pronto. Transición en 1:08, puesto 37. Este es mi sector, jeje, es en lo que consigo mis mejores puestos.

Mucha bici ya aparcada.
Y la gran sorpresa, la carrera. Será que no llegaba de la bici tan machacado como otras veces. He salido muy cómodo y con muy buen ritmo, pero lo mejor es que he mantenido prácticamente el mismo ritmo las cuatro vueltas. Nunca había corrido en un triatlón tan a gusto y tan regular, ni, por supuesto, tan rápido. Además ya había salido el sol la temperatura era muy buena y sin llegar a molestarme el calor (eso sí en los avituallamientos ya me echaba agua por la cabeza). No sé si estarían bien medidos los 21 km. porque 1:37:44 me parece mucho correr, no puedo tomar de referencia el haber hecho 8 minutos menos que hace dos años y 12 menos que el año pasado porque el circuito era distinto, pero lo que sí me sirve de referencia y me confirma que corrí bien es el puesto 93 de los 194 que acabaron. 


Así que con el buen sabor de boca de la carrera para acabar tengo la sensación de que es mi mejor triatlón, aunque las 5:17:03 (puesto 130) no mejoren el tiempo de mi primer Aveiro, pero me quedo con esa sensación.

En el apartado "social": numerosa participación (y acompañamiento) del Triatlón Salamanca, algunos debutantes en la distancia con unos tiempazos fabulosos, incluidos los del equipo femenino de relevos. Gracias a todos por los ánimos.


Ahora cambio de tercio, dos semanas seguidas de ultras: Ultra Trail Aldeas do Courel en Lugo, 85 km y la siguiente la Travesía de los Aquilianos, 60 km. en el Bierzo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

De Agadones, Montes Sacros y Hastialas.

Contra todo pronóstico. El domingo estaba "casi cantado" que sería un día de resaca y reposo, sin embargo el sábado no fue tan duro como se preveía, la noche no se alargó lo que se presumía y el domingo me desperté y levanté a una hora razonable, con un pequeño reseco de boca, pero nada que no solucione una bebida refrescante.

Así que listo para aprovechar el domingo. Las opciones eran estudiar inglés o tirar al monte, que me vendría muy bien de cara a las próximas aventuras ultreras: Courel y Aquilianos. No hace falta que diga cuál fue la elección.

Dada la improvisación necesito un recorrido conocido y a ser posible que no esté muy lejos. Rápido me viene a la mente el sitio perfecto: el GR-10 desde el puente sobre el Río Agadón en Serradilla del Llano hasta el Paso de Los Lobos. Es un camino que me encanta, la época es inmejorable, se puede correr casi todo y si quieres desnivel ahí tienes la subida hasta la Peña. Tiene todo para echar buena parte del día. Hasta las 7 de la tarde no tengo compromisos.

Ya en el coche me acuerdo de que Iron Manu me ha comentado en alguna ocasión que hay un camino desde Monsagro hasta el Copero y de ahí  "a tiro" La Hastiala, la cumbre más alta de la zona (unos metros más que la Peña de Francia). De nuevo tomo la decisión sobre la marcha, hoy es el día para conocer ese camino.

Inicio de marcha, mis objetivos hoy: río Agadón y La Hastiala al fondo a la derecha.
Los dos primeros kilómetros no tienen nada especialmente reseñable, se hacen por pista entre prados y zonas de cultivo. Pero poco a poco te adentras en un hermoso y frondoso valle en principio con robles, luego bosque mediterráneo de encinas y resto de vegetación asociada. Aparte de la vegetación ribereña junto al río.



La ruta discurre paralela al río, pero a media altura, a veces entre cortados rocosos que el camino tradicional va salvando con eficacia.



Agadón significa en estas zonas: hondonada estrecha entre las faldas y repliegues de los montes. Desde luego que lo es, y da nombre no sólo a este río, también a toda una comarca al sur-sureste de Ciudad Rodrigo, uno de los "campos" en que tradicionalmente se dividía la "Tierra de Ciudad Rodrigo", el Campo de Agadones.



Pero salpicando el bosque mediterráneo se encuentran magníficos castaños centenarios que muestran en sus troncos su larga historia, el recuerdo de incendios y enfermedades que han ocasionado sus cien muertes y sus cien resurrecciones,



aunque algunos no pudieran resucitar una vez más y ya sólo veamos su triste esqueleto.


Tras salvar un arroyo lateral con los restos cercanos de un molino


finalmente el camino cruza el río por este otro espléndido puente para continuar ya por una pista con buena pendiente hasta Monsagro.


Monsagro, Monte Sacro, monte sagrado donde según la historia, o quizás la leyenda, tuvo lugar una cruenta batalla contra "el moro" en tiempos de la Reconquista en la que cayó gravemente herido el Obispo Hilario, quien vino a morir en lo que actualmente es, en su honor, Sepulcro Hilario (que si te paras a pensar es un poco complicado de decir "de corrido", así que en el lenguaje popular se conoce como Perculario o Percu).

En Monsagro destacan dos elementos que además se está tratando de promocionar últimamente, uno de carácter natural geológico-paleontológico y otro de carácter etnográfico.

En cuanto al paleontológico, son muy abundantes los restos fósiles en las sierras que rodean al pueblo, y que han sido aprovechados por los lugareños para adornar sus casas.




Por otra parte, el elemento etnográfico característico del pueblo son las eras. Se trata de un conjunto de eras  circulares construidas en forma escalonada en una pendiente hacia el río en la parte baja del pueblo. Merece la pena darse una vueltilla por allí, es cuando menos curioso.





Tras la visita turística retomo la marcha. A partir de ahora ya no conozco el camino así que intentaré seguir las indicaciones del dueño del bar junto a la plaza que muy amablemente me explicó cómo llegar a La Hastiala.

El camino sube en primer lugar hasta el Copero. Sale junto a la Iglesia y tomando aún en el pueblo un par de bifurcaciones a la derecha en seguida se pone muy empinado. Pensé que estaría peor, pero se ve claro y sin pérdida posible, siempre hacia arriba. Monte bajo y canchales. Según se sube va haciéndose cada vez más pedregoso, como aperitivo de lo que vendría después.


A media subida, echando la vista atrás: el pueblo y el camino.


Hacia el este La Peña de Francia y la Mesa del Francés con el Paso de los Lobos en el medio


hacia el sureste la Mesa del Francés y el Mingorro, y en el collado el Puerto de Monsagro, que da acceso a Los Puertitos y desde allí al Valle del Lera y a Las Batuecas.


hacia el suroeste las cumbres "jurdanas" y Las Cancheras


y hacia el norte mi próximo objetivo, el Copero.



Desde el Copero, La Hastiala se ve cerca, al alcance de la mano.


El del bar me ha recomendado que no vaya cumbreando, parece la opción más fácil y según me dice la que sigue la mayoría de la gente, pero me dice que lo mejor es bajar un poco por la ladera norte para coger un sendero que se ve desde la cumbre, aunque en ocasiones no está muy claro y después de pasar bajo la característica "pared triangular" subir a derecho.


Por cierto, que ya que estamos con significados, "hastial" es la fachada de la casa, particularmente la parte superior de la fachada de forma triangular en donde apoyan las vertientes del tejado. ¿Será de ahí de donde le viene el nombre a este monte?.


Un poco por casualidad, otro poco por intuición acierto a dejar el camino en el momento justo (pues sigue a media ladera y luego va bajando) y subir por el canchal que lleva justo a la cima, donde hay una cruz con buzón y paloma, obra del ya citado del bar de Monsagro.


Desde allí dudo si darme la vuelta o seguir hasta mi querida Peña de Francia, parece lejana, pero al menos intentaré enlazar en el collado con el camino que sube de Maíllo y (sin llegar arriba) bajar por la carretera hasta el Paso de los Lobos para volver por el GR-10 por el fondo del valle del Agadón.


Desde la cumbre de La Hastiala se ve un sendero muy poco marcado que evitando también las cumbres discurre un poco por debajo. Afortunadamente di con él y "relativamente" bien pude seguirlo, porque menuda tortura. Si ya el camino desde el Copero había sido más para botas y pantalón largo que para mallas cortas y zapatillas, este es mucho peor. Terreno muy pedregoso, muy incómodo, en ocasiones con canchales, otras con arbustos o pequeños robles con sus belortas (otro palabro, las belortas o belortos son los brotes o tallos que salen del pie de los robles) que hacían muy difícil seguir el camino, con lo que cada pocos pasos tenía que parar y aunque el terreno fuera más o menos llano o incluso cuesta abajo, la marcha era muy lenta y por supuesto correr ni se planteaba.

Ya llegando al final de este tramo, sí se pasa mejor por las cumbres, y en una de ellas, el nacimiento




un poco más adelante tres machos de cabra de buen tamaño que ni se inmutaron, con las "zetas" del GR que bajan del Paso de los Lobos al fondo del valle.




Por fin llego a la carretera y alcanzo el siguiente objetivo, el Paso de los Lobos (aunque la Junta la Diputación o quien sea se empeñe en llamarlo "Los Lobos")


Desde ahí el camino vuelve a ser favorable y conocido y se puede correr a gusto. En el fondo del valle se nota el calor, allí abajo es difícil que entre algo de aire que refresque un poco y me viene a la mente el recuerdo de otra jornada mucho más calurosa de hace dos o tres años en que en esa zona me pillé la pájara más grande de mi vida.

Ahora voy ya tocado, alterno el correr con andar en alguno repechillos, pero disfrutando de las zonas más agrestes y cerradas del valle, zonas de meandros en las que con la disculpa de las fotos me tomo algunos descansillos.



De nuevo en Monsagro


donde paro otra vez en el bar a tomarme un par de cervezas (que venía "saboreando" ya hacía rato) y comentar la ruta con "mi guía", quien me dice que ha pasado por allí una pareja de caminantes a los que les contó mi presencia carreril y que según me dijo me conocían. No sé quiénes puedan ser y me pica la curiosidad, si alguien sabe quiénes anduvieron por Monsagro el domingo 12 de mayo....

En fin, último tramo ya con las fuerzas repuestas y fin de trayecto, 39´7 km, 1.530 metros de desnivel positivo y otros tantos negativos y 7 horas y 25 minutos después (paré el tiempo en las dos paradas en Monsagro). 


Buena paliza que se alargó más de lo previsto por la lentitud en el avance en la montaña. El valle, perfecto para correr; la montaña, desde Monsagro para arriba, pues eso, muy montañera, quitando algunos tramos muy cortos en la subida de Monsagro al Copero, el resto es más de andar y, andar equipado de montaña que de correr, no por los desniveles, sino por el terreno tan complicado.


Más o menos: del inicio a Monsagro, 1 hora. De Monsagro al Copero, 1 hora. Del Copero a La Hastiala, 1 hora. De La Hastiala al Paso de los Lobos, 2 horas. Del Paso de los Lobos a Monsagro, 1:30 horas y de Monsagro al final unos 50 minutos.