viernes, 28 de diciembre de 2012

Retiro.



Como mi pequeña contribución a un mundo más sostenible, menos consumista, menos contaminante, menos dependiente de combustibles fósiles, en fin, más libre, he decidido retirarme de este mundo por un período de 6 meses de momento y si me va bien para siempre. Para ello ya tengo elegido el lugar de retiro, será en Las Batuecas, lugar mágico, espiritual y misterioso que siempre me ha atraído. Ya estoy en conversaciones con los Carmelitas para que me cedan una de sus ermitas en medio del monte donde cultivaré un pequeño huerto,  tendré unas colmenas y unas pocas cabras para tener algo de leche. Vida natural y contemplativa, "ora et labora".


El día 31  será mi "despedida" del mundo que todos conocemos, por la tarde correré la San Silvestre de Martiago, por la noche una pequeña celebración y  el día 1  me instalaré en Las Batuecas

Si alguno pasáis por allí, que sé que os gusta, contad con un poco de agua fresca  para aliviar vuestra sed, un poco de miel para cargaros de energía y un poco de oración para guiar vuestros pasos.

Un saludo amigos, nos vemos en Las Batuecas.

martes, 11 de diciembre de 2012

Ideal para una Jaramugada y palabros: chozos y chiviteras.

Este domingo hubo cambio de planes casi a última hora. Durante la semana había barajado la opción de ir a patear con las raquetas sobre la nieve de la Sierra de Béjar, pero aunque parece que hay una buena capa, tampoco parece que sea tanta, así que lo dejo para otro día y el domingo aprovecho la salida senderista de los Ciempies para ir con ellos, haré su ruta corriendo. La elegida es una circular, 21´9 km, con partida y llegada en Hinojosa de Duero, es una zona que no conozco mucho y a la que hace tiempo que no voy. Esta es la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=317567 . Sobre el mapa parece fácil de seguir teniendo en cuenta sólo algunos cruces, para lo que me llevé una "chuleta" con los puntos que pudieran ser conflictivos, pero realmente no hace mucha falta, la mayor parte de los caminos son bien visibles y además casi todo el trazado está marcado.

Se inicia en el pueblo, dirección oeste subiendo a la colina que corona el pueblo, el Cerro de San Pedro donde hay un Cristo (un Sagrado Corazón) bastante horterilla por cierto y una ermita románica mucho más interesante.

 
Justo tras la ermita sale el camino que baja ya al inicio propiamente de la ruta, porque no hace falta subir hasta allí, se puede ir por abajo por las calles del pueblo bordeando el cerro hasta enlazar con el camino.

En muy poco metros nos situamos en el siguiente punto de interés la Fuente de Atrás. Un magnífico ejemplo de este tipo de fuentes frecuentes por los pueblos del oeste salmantino,  no sé si de origen romano o al menos así se las denomina en algunos pueblos.


Tras unos pocos metros por una pista ya nos metemos en un sendero muy divertido para correr, tiende continuamente a bajar. Estamos en el GR 14, perfectamente marcado (rojo y blanco), incluso demasiado (están hasta marcados los kilómetros).

El camino discurre por callejas entre paredes de piedra, prados, chozos, se pasa junto al Caño de la Cabrita


siempre bajando hasta ver aparecer el puente del tren que salva el valle de la Rivera de Froya. El puente está ya muy cerca de la estación de La Fregeneda, punto de partida del tramo más famoso y espectacular (el de los puentes y los túneles) de la línea de La Fuente de San Esteban a Barca D´Alva que precisamente estos días cumple 125 años desde su inauguración  (y cerrada no sé si ya 20 ó 25) y que la Asociación Todavía  celebró también este fin de semana en Vega Terrón reivindicando su reapertura con fines turísticos.


Paso bajo el puente


inmediatamente, paso sobre el puente de madera que salva el Froya


y unos pocos metros más adelante se deja el GR para cruzar otra vez el río (esta vez sin puente) y entrar por una portera en un prado (yo lo hice así, tal cual viene en la ruta que he puesto de wikiloc, los senderistas al parecer no llegaron a cruzar el río por el puente y entraron en el prado directamente por otra portera). 

En la parte de arriba del prado se ve perfectamente una pista que sube con buena pendiente. Se coge la pista y para adelante. Desde ese camino se ve a la izquierda a lo lejos una cantera.


Tras cruzar una pista a la que no se hace caso se sube una pequeña colina por unas roderas que luego se pierden y se baja por el otro lado de la colina más o menos campo a través, pero sin mayores problemas  (no más de 200 metros desde que cruzamos la pista) hasta topar con otra pista (se puede evitar ese pequeño tramo dando un rodeo, tampoco mucho,  por las pistas).

En esa segunda pista tomamos hacia la izquierda y todo para adelante siguiendo las marcas, en este caso de PR (amarillo y blanco) pues creo que éste ya es el camino que viene directo desde el pueblo hasta la Peña de la Vela. Punto de parada obligatorio, no sólo por ser un excelente mirador sobre el cañón del Duero, sino sobre todo por el espléndido conjunto de chozos, cabañas, corrales y chiviteras.


Las chiviteras son pequeños chozos adosados a los corrales con la entrada por éstos que se tapaba con una plancha grande de pizarra, como su propio nombre indica para guardar los chivos, no sé si sólo durante la noche o también durante el día mientras el rebaño de las cabras salía a pastar.



Los chozos y chiviteras como se ve son sólamente de pizarra sobrepuesta que se va cerrando por aproximación consiguiendo hacer una cúpula  y  luego se cubría con una capa de tierra.





Pura arquitectura popular, auténticas obras maestras, como este otro chozo incluso con doble dintel en la puerta consiguiendo una ventana.

Como decía antes la Peña de la Vela también es un magnífico mirador desde el que se puede ver el tramo más largo de nuestro padre Duero en los Arribes. Claro que no fue el caso, porque el domingo aparecía cubierto por la niebla.

Hacia el Oeste niebla cerrada sobre el Duero.
También hacia el  Este la desembocadura del Huebra con niebla.
Sin embargo hacia el Norte la niebla parece que sólo llegaba hasta la  presa de Saucelle.
En frente el Penedo Durao portugués donde corrí una de mis primeras carreras de montaña subiendo desde la presa de Saucelle.


Y a los pies del mirador la caseta en la que al parecer se instalaba la Benemérita para controlar los pasos del contrabando. Desde luego el sitio es inmejorable.


Desde la Peña de la Vela se inicia la bajada fuerte, por sendero también marcado, hasta el fondo del valle, pasando junto a la antigua caseta de vigilancia de la Guardia Civil y a otro pequeño complejo de corrarles, chozos y chiviteras. En principio en esta zona de umbría orientada al noroeste no da aún el sol, con lo que la fuerte helada se mantiene haciendo algo peligrosa la bajada con algún pequeño resbalón en las piedras heladas, con lo que se impone la prudencia. 

A mitad de la bajada me topo con un cazador, rifle en mano, apostado a la espera de los jabalíes que deberían aparecer por una ladera de enfrente, en la que se oye a los perros y a alguno de los "perreros" (no sé si la terminología es la correcta, ¿quizás rehaleros o monteros?). El caso es que donde está él no supone ningún problema, pero me dice que del otro lado del monte, precisamente a donde me dirijo, también hay cacería con lo cual los resbalones pasan a ser la menor de mis preocupaciones.

Bajo hacia el río, la niebla y el hielo empiezan a desaparecer y la temperatura es mucho más benigna, no en vano el cauce del Duero por aquí está a unos 80 metros sobre el nivel del mar, cuando unos minutos antes estaba a 450 m.


Me relajo con el asunto de los cazadores, por aquí no parece sitio para cazar, pero poco después, cuando me dispongo a separarme del río cogiendo una pista que sube  empiezo a oír tiros, que encima retumban por todas las paredes del cañón. Ahora sí me entra verdadera preocupación. De modo que le doy uso por primera vez al silbato que viene incorporado en la mochila. Empiezo a pitar no sea que alguno de los cazadores sea de aquéllos que primero disparan a lo que se mueve y luego preguntan, a la vez que echo de menos alguna de las  "cientos" de camisetas fosforito que tengo en el armario

Encuentro al primero de ellos y me tranquiliza, están tirando hacia otra ladera del otro lado del valle y ellos están a lo largo de la pista por la que yo tengo que subir, sin embargo la preocupación no desaparece del todo,  no ya sólo de los tiros, sino incluso de cruzarme con algún jabalí enfadado o con algunos de los perros que anden por donde no es.

Continúo subiendo por la pista tal y como está trazada la ruta en Wikiloc hasta llegar a la carretera por la que luego tendría que bajar, renunciando a coger un desvío a la izquierda según estaba marcado con las marcas amarillas y blancas por no meterme otra vez en territorio de caza. El recorrido que yo hice supone más o menos un kilómetro y medio más y hacer una subida y bajada (1´2 km. por carretera más o menos)  que doy por bien empleado pues alejado del peligro me sirvió para volver a la relajación y centrarme en correr sin más alteraciones.

En una curva muy marcada de la carretera se enlaza nuevamente con el GR 14 que viene desde Saucelle y de ahí en adelante por otro maravilloso sendero todo para arriba hasta ganar otra vez la altura de la meseta. Subida fuerte y continua de unos 3 km. que me empeño en hacer al trote aunque en ocasiones seguro que andando habría avanzado más.

Ya en el altiplano se continúa subiendo, ahora  suavemente, se cruza la vía abandonada

¡Peligro!, paso a nivel sin barreras.
poco después nos topamos con otro caño y su lavadero, lo que nos indica la proximidad al pueblo



y apenas unos metros más adelante otra fuente "romana", la Fuente del Obispo.


Entrando ya en el pueblo me surge otro pequeño inconveniente, un mastín como un ternero de grande fuera del cercado en el que pastan unas ovejas, no en vano Hinojosa es tierra de afamados quesos. Cojo unos buenos pedruscos que afortunadamente no tuve que utilizar pues el animalito se limitó a ladrar con desgana sin atisbo ninguno de agresividad.

Y... misión cumplida.


Bueno, después de este rollo que os he soltado, además innecesario, porque quien quiera hacer la ruta la puede seguir perfectamente viéndola en Wikiloc, lo más importante que os tengo que contar a los cercanos es que merece muy mucho la pena para hacerla corriendo, eso sí, cuando no haya cacería. Circular, distancia asequible 22 km., toda es corrible, sólo hay que tener un poco de cuidado en la bajada al río y tener otro poco de "co... raje" para hacer la subida. Como dijo Phaetón hace algún tiempo en referencia a los puertos ciclistas de la zona son "al revés" pues este entrenamiento o hipotética carrera de montaña, en efecto, sería al revés, lo normal es empezar en un pueblo, subir uno o varios montes y volver a bajar, aquí desde las alturas mesetarias se baja al fondo del cañón del Duero  y se vuelve a subir a la meseta. Ideal para  una jaramugada por ejemplo a final de invierno buscando un sitio para comer en Hinojosa (que no sé si los hay) o en algún sitio cercano: Fregeneda, Lumbrales o en la desembocadura del Huebra (Posada Quinta de la Concepción, ahí comí una vez, tengo buen recuerdo, aunque ahora no sé si dan de comer o sólo es para los alojados).

Ale, que ya me callo. Fin.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El veneno de la competición.


Llevaba mucho tiempo sin participar en una carrera, desde mediados de septiembre, algo inaudito no hace mucho. Una serie de circunstancias: lesiones, cierta desmotivación y otros líos que no vienen al  caso me habían tenido apartado de las carreras, pero no sólo de correrlas, sino incluso de ir "haciéndome un calendario".

Y en esto que vi por ahí una "posible" que tenía apuntada de la que ni me acordaba: III Subida a los Campanarios, carrera de montaña en Casas del Monte en el Valle del Ambroz en Cáceres, relativamente cerca de casa.

Quedaba otro pequeño escollo: las lesiones. El problema en estos momentos no eran los gemelos, que me llevan dando guerra intermitentemente desde hace ahora un año, sino desde hace algunas semanas la parte posterior del muslo derecho. Llevo unas semanas saliendo a correr  uno o dos días, cómodo, incluso razonablemente rápido para la falta de continuidad, pero a los 25 ó 30 minutos, 35 a lo sumo comienzan las molestias y por precaución (quizás demasiada) lo dejo hasta otro día en que se repite la historia. 

No sé porqué ni de dónde vienen esas molestias (¿zapatillas, asfalto, algún mal gesto?) y quizás si un día las ignorara durante unos minutos podría seguir, pero no me atrevo porsia.....

Con ese panorama el "Ruéu del Jálama" era la prueba de fuego. Y la pasé sin mayores problemas ni molestias (¿las zapatillas, la montaña, el terreno, el paso más corto, la menor velocidad?), eso sí notando al final la falta de fondo.

Así, visto el resultado del Ruéu la decisión estaba tomada, me apuntaba a la Subida a los Campanarios, una carrera asequible para mi condición en estos momentos, de 15´5 km y 642 m. de desnivel positivo y que me tomaría con cierta calma.


Mañana fría, soleada y sin viento, con las montañas que hay sobre el pueblo nevadas, muy buenas condiciones. Saludos y charlas con unos cuantos amigos que encuentro por allí y a correr. 

De  momento por pista con ligeros toboganes, pero se deja la pista y se entra en caminos y senderos en subida ya continua entre bosques de robles. Un recorrido que me gustó mucho, en general corrible, con algunos desniveles fuertes en algunos momentos que hago caminando pero se puede correr bien, tampoco es excesivamente técnica, eso sí, salpicada de vez en cuando con algunas piedras y rocas que hacen que el sendero sea más divertido. En algún momento llegué a notar o ya no sé si a imaginar una ligerísima molestia en el muslo, pero que no pasó de ahí.

En la parte más alta de la carrera, Los Campanarios (donde se ven unos restos de grandes sillares de granito de alguna torre o algo así, que supongo que es de donde le viene el nombre) se corre sobre una estupenda pradera verde por la que se inicia el descenso. Una auténtica gozada: todo el  enorme valle Ambroz a nuestros pies, día claro y soleado que hace olvidar el frío y una bajada suave muy cómoda de la que disfruto enormemente.

Luego la mayor parte de la bajada ya se hace por pista, aunque con alguna "trampilla", jeje, el caso es que en la pista también se puede correr mucho y bien, no tiene excesiva pendiente y uno se lanza.


El final se me hace un poco largo, noto la falta de kilómetros, la pista se me empieza a hacer algo pesada, ya me duelen las patas de la bajada y pienso en las agujetas de los próximos días, pero estoy "compitiendo", sale esa pequeña fuerza que te empuja para no cejar en el empeño, ese veneno de la competición que da unos gramos más de energía para seguir, hasta que llega el último kilómetro. Nos acercamos al pueblo entre empinadas callejas entre los huertos, cuestas que en otro momento no habrían supuesto ningún problema, pero que me hacen caminar algunos tramos para volver a la pista inicial y entrar ya en el pueblo en cuesta abajo hasta meta muy contento. 1:30:37.

Me gustó la carrera, más de lo que pensaba. Mucho toda la subida y la primera parte de la bajada, el último tramo de la pista de bajada ya es un poco más feo.

Algunas fotos:

Inicio de la carrera.
Km. 2.
Los Campanarios con los restos de la supuesta torre.

Km. 12.
El amigo Titi en el Km. 12
Meta con un buen sofocón.
Próximo objetivo: el día 16 subida a la Peña de Francia. Aprovechando la subida navideña del grupo de senderismo, como llevo haciendo ya unos cuantos años, yo subiré corriendo, en principio por la carretera ya veremos desde dónde. 

Y para acabar el año alguna San Silvestre u otras carreritas navideñas que haya cerca, no creo que vaya a la de Salamanca, a Vitigudino supongo que sí.

viernes, 30 de noviembre de 2012

III Ruéu del Jálama.

Una nueva convocatoria, un nuevo "Ruéu", una Jaramugada que nació con vocación de quedarse y aquí estamos por tercer año. Y vamos aumentando la familia con  nuevas incorporaciones, aunque también hubo algunas bajas notables.


El correr por la montaña gusta a casi todo el mundo que lo prueba y además es menos lesivo. Por lo que a mí respecta llevo una año malísimo de lesiones, si no incapacitantes sí que me impiden coger ritmo y continuidad. Y por no ser menos, el Ruéu lo afrontaba con muchas dudas por molestias y falta de entrenamiento. Pensando en tener que darme la vuelta en cualquier momento. Sin embargo ninguna molestia salió y pude completarlo, no con la soltura que me hubiera gustado y que me hubieran dado más kilómetros, pero sí con cierta comodidad.

Las previsiones meteorológicas de los días anteriores eran muy malas, se había anunciado casi el diluvio universal, aunque a última hora las previsiones eran de lluvia moderada, eso sí con buena temperatura. Por tanto, pertrechados para la lluvia, lo que nos encontramos fue niebla durante todo el recorrido y ni gota de agua (mejor dicho, de lluvia).


Salimos con relativa calma y más o menos agrupados (en las fotos falta por delante mi tocayo Agus que salió como una bala)


y por detrás el "Abuelo Obleas" que está algo flojo y no le va mucho lo del monte y las piedras, aunque después estaba exultante y feliz.


Decía antes que no tuvimos ni gota de lluvia, porque agua sí que tuvimos para aburrir, eso sí de "abajo arriba". Los primeros charcos se tratan de evitar, 


pero cuando ya es imposible, uno, ya curtido en mil de éstas, intenta enseñar a "sus discípulos" que la mejor forma de pasarlos y la más segura es por medio, sin titubeos.



Salvo "Bienvescribe.com", al que parece que le daban miedo y ha tratado de esquivarlos siempre que ha podido. Claro que a veces (muchas) no se podía, jeje.


Poco después de estos charcos de la foto me adelanto del grupito de cola para ir en busca del grupo de cabeza, pero no logro alcanzarlos y hago unos 2/3 del Ruéu yo solo. Sin embargo no se me hizo largo en absoluto, al contrario, la niebla y el no ver lo que llevas y lo que falta de camino hicieron que pasaran  los kilómetros sin darme cuenta, tan sólo haciendo alguna paradita para "afotar" algunas de las torrenteras que en ocasiones desbordaban cunetas y pasos de agua para ocupar todo el camino durante muchos metros, en los que iba chapoteando feliz como un niño con botas de agua.



La bajada a Villamiel, una vez que coges la pista ya sí que se me hizo un poco larga, pero entre Villamiel y San Martín se pasa rápidamente esa "monotonía", se trata de un repechón muy fuerte (quizás la subida más dura)  y en el que después de tanta bajada cómoda, el volver a subir, hace que mis poco entrenadas piernas se acalambren y me toque caminar unos metros, claro que cuando se pasaron los calambres puede volver a correr, pero fue un espejismo, tuve que volver a caminar otro tramo ya no por dolores sino por puro cansancio, eso sí, disfrutando de otro precioso bosque de castaños y robles.


Coronado el repechón sólo queda la bajada hasta San Martín


y solamente a las puertas del pueblo abrió tímidamente la niebla dejando, más que ver, intuir, unos mínimos rayos de sol


eso sí a estas alturas lo que sí que había abierto definitivamente era mi hambre que puede calmar muy gustosamente después, en la también ya tradicional comida, pero eso es otra historia.

Una vez más, misión cumplida.


(Las fotos, efectivamente, son una m....., pero el hacerlas de cualquier manera deprisa y corriendo, la niebla,  la humedad, sin limpiar el objetivo y que el fotógrafo tampoco tiene mucha idea, pues este es le resultado).