martes, 5 de julio de 2011

Villameca 2011. Cocido por dentro y cocido por fuera.

Como he comentado alguna vez el Triatlón Olímpico de Villameca es una de mis pruebas preferidas, de esas en las que aprecias el trabajo de la gente que lo hace posible por amor al arte, de esas en las que pese al resultado, pese a las circunstancias que se puedan dar, pese al viento, pese al calor sofocante, pese al polvo de los caminos, pese a lo que pese me apetece volver. De hecho de 6 ediciones he participado en 5, en una no acabé por una avería de la bici y en la que he faltado, la del año pasado fue porque andaba con la clavícula recién "tronzada".

Este año la participación era una incógnita, ese fin de semana teníamos programada una reunión de amigos, pero dicha reunión era en un pueblo de El Bierzo a escasos 50 km. de Villameca, ¿cómo dejar pasar la oportunidad?, pero ¿cómo dejar a los amigos para ir a un tri?, ¿qué hacer?. Finalmente me dicidí a apuntarme y llevar los trastos y ya se vería  si era compatible una cosa con otra.

El viernes, como era de prever, se lió la cosa hasta las tantas de la mañana con una buena retahíla de productos "dopantes" a lo largo de toda la tarde y noche: cerveza, vino, aguardiente, cava, y para remate mojitos.

El sábado por la mañana teníamos prevista una rutilla de senderismo, al final la hicimos, pero también os podéis imaginar que no salimos lo que se dice pronto, jeje. Aunque había bastante sombra la calorina ya apretaba y ya de vuelta a casa, en un tramo de bajada con tierra suelta y resbaladiza decidí que esa parte era mejor hacerla más rápida,  que podía sufrir  menos resbalones "trotando" que andando y ya de puestos pues tiré corriendo hasta el final de la ruta, unos  4 km. Mientras esperaba la llegada del resto del grupo decidí que sí que iría a Villameca, por lo que me apresté a comer un plato de pasta con los niños, cargar los bártulos ya un poco apurado de tiempo y hacer el viaje hasta Villameca mientras mis compañeros estaban dando buena cuenta de unos botillos.

Como digo iba con el tiempo justo,  al llegar al pantano aparco donde siempre han estado los boxes (no sé si cambiarían ya de ubicación el año pasado, que como dije no estuve) y donde había un montón de coches, pero hay algo raro, ni rastro de boxes, ni rastro de triatletas, ni rastro de boyas en el agua. ¿Qué me está pasando?, ¿alucinaciones?, ¿se ha suspendido esto y no me he enterado?, aún así, algún despistado más debería haber ¿no?, incluso llegué a pensar que me había equivocado de día, pero es que no se veía nada relacionado con el triatlón en las inmediaciones y al menos las boyas deberían verse en el agua. Finalmente veo un triatleta y me dice que un poco más adelante está todo montado, en efecto tras un recodo del pantano por fin. Llego apenas 15 minutos antes de la salida, justito para recoger el dorsal, preparar la bici, meterla en boxes y ponerme a toda velocidad el neopreno, claro las prisas no son buenas, le metí un uñazo de cuidado. Pero algo bueno sí que tuvo, no me dio tiempo ni a ponerme nervioso, jajaja (se entiende de nervios pre-competición, que "atacao de los nervios" sí que iba), ni a darle vueltas una y otra vez a la colocación del material en boxes ni a todas esas tonterías que se nos pasan por la cabeza cuando se llega con tiempo. Por otra parte no dejaba de ver amigos y saludar gente a la velocidad del rayo.

Y después de esta tensión, ¿el triatlón?, pues bien, supongo, jajaja.

La natación razonablemente bien, a ratos nadando bastante a gusto, para un tiempo de 29:47. Imagino que el circuito un pelín corto. Y cuando llego a boxes veo mi bici completamente solitaria en su zona, nos han puesto por clubs, en esta ocasión somos unos cuantos del Triatlón Salamanca y tengo el honor de ser el último, jejeje. Este pantano es uno de los sitios en los que más me ha gustado nadar de todos los triatlones que he hecho,  este año creo que el agua, estando limpísima, estaba un poco más turbia que otras veces, quizás porque estaba más caliente y había más algas. Primera transición, como en Buelna, mala, en 2:10 más o menos.

La bici..., ay la bici. Temperatura de 1.500 grados, con un reseco de boca considerable y con el agua del bidón a punto de ebullición, jajaja. Pese a todo la primera  vuelta la hago bastante rápida. En las dos restantes se empieza a levantar un viento cada vez más fuerte, bastante molesto y con la particularidad de que parecía que siempre daba en contra. Incluso cuando era favorable era molesto. Me pasa, o eso me parece a mí, un montón de gente, quizás no tantos como me pareció o compensados con los que yo adelaté. Tiempo oficial incluyendo transiciones 1:21:21. El real en torno a 1 hora 18 minutos y pico.

Y para rematar, en la carrera a pie, de momento me llevé una pequeña decepción, mejor dicho sorpresa, han cambiado el circuito, (antes no es que fuera ni especialmente bonito ni cómodo, pero más o menos ya me lo sabía, era todo por tierra y caminos polvorientos). Ahora la primera parte es por carretera, con  calor sofocante hasta un pueblito cercano, donde un buen samaritano nos riega con una manguera. Esta primera ida se me hizo larguísima hasta llegar al pueblo, aunque tampoco estaba tan lejos, juer. Y ya la segunda parte de circuito se hacer por tierra. En el inicio de la segunda vuelta es donde peor lo pasé, en los toboganes de la carretera me "venían" los mojitos de la noche anterior, jeje, de modo que tuve que hacer unos metros andando. Sin embargo, al pasar por la manguera, y sobre todo al volver a entrar en el camino, pese a las cuestas  (es un circuito durillo)  me volví a encontrar mejor acabando incluso más suelto que al principio. Al igual que en la bici tuve la sensación de que me había adelantado un montón de gente, pero quizás también adelanté yo a unos cuantos. Tiempo 52:29 y en cuanto a posiciones el mejor parcial, como en Buelna, cuando otros años el puesto a pie era casi el peor.

En fins, resultado final 2:43:37, puesto 128 de 146 que acabaron, siendo, creo, el peor del club, jeje.

Muchos conocidos y otros que conocí, bastantes salmantinos en esta ocasión, saludos y charlas otra vez demasiado rápidos, primera toma de contacto para una nueva edición de la Travesía Mi-rio-brigense y vuelta a continuar con el fin de semana gastronómico, en el que el triatlón fue un paréntesis y a cambiar el agua y la coca cola por cervezas y vino.

¡Y qué bien me lo he pasado en ambas facetas!, jejeje, aunque me perdiera el botillo, pero me traje las sobras y en ello ando, jajajajaja.