jueves, 23 de marzo de 2017

Tres Valles y Alto Sil. Doble doble.

Dos fines de semana de dobletes, en carreras de monte ya fijas e ineludibles en mi calendario (siempre que se pueda pillar plaza en ambas, que también se está poniendo más que complicado).
El fin de semana del 11-12 de marzo en la Sierra de Francia.
El sábado en el novedoso Downhill, aunque yo más castizo o más cateto (como prefiráis) prefiero llamarlo el Descenso o bien la Cuestabajo entre la Peña de Francia y El Maíllo.
Con Iván esperando para la salida de la Cuestabajo.
Mira que he subido y bajado veces por ahí, es más cuando yo empezaba a correr por el monte y empezábamos a "atrevernos" a bajar por ahí "medio corriendo" muchas veces pensé en una carrera por ese sendero, pero en aquellas épocas se me antojaba peligrosísimo.
Empezando a bajar. ¡A lo loco!.
¡Ay madre! y por dónde hemos acabado metidos desde entonces. Este año, gracias a la organización Tres Valles se hizo una novedosa carrera en descenso. Como decía con las veces que he subido y bajado por ese camino pensando que no se podía correr mucho y el pasado sábado día 11 bajé "como una bala",

no pensaba que pudiera correr tan rápido por ese terreno en ocasiones complicado sin dejar por ahí los dientes (y eso que fui de los últimos en la clasificación, jejje).

En meta en El Maíllo. Te pegas un buen sofocón.
Y el domingo los Tres Valles, la carrera larga. Ya más que consolidada (en sólo tres ediciones) no sólo en el calendario corremontes de la zona sino ya perfectamente asentada como una referencia nacional e incluso internacional, quizás demasiado grande ya para mi gusto, que siempre he sido de cosas más familiares, pero no cabe duda de que el trabajo bien (muy bien) hecho ha fructificado. En esta ocasión decidí ofrecerme a los amigos de la organización como voluntario para lo que hiciera falta y dejar libre una plaza ante la más que previsible avalancha de peticiones y me asignaron el papel de corredor "escoba" de la carrera larga. Perfecto, podría correrla sin necesidad de la tensión para conseguir dorsal en el momento de abrirse las inscripciones, tenía plaza garantizada, jajaja.

Cerrando con Iván en el Paso de los Lobos. Ya teníamos detrás a los primeros de la carrera corta.
Así que acompañado en primer lugar por Iván, luego por Guti y en el último tramo por Raúl, nuestra misión era velar por la seguridad de la parte trasera de la carrera, con lo que la hice mucho más tranquilo que los años anteriores.
Paso de los Lobos. Venga chavales, que sigo a lo mío.
Hasta Los Puertitos, donde el corredor al que acompañábamos se retiró y como ya estábamos fuera del tiempo de corte, Raúl el escoba que tenía que hacer conmigo el último tramo, ya había salido con los últimos participantes que habían pasado dentro del tiempo de corte. Por tanto ya no era necesario que continuara, no obstante decidí hacerlo ya por gusto personal, con el peligro de que los voluntarios y miembros de la organización que estaban en los pasos más comprometidos del valle de las Batuecas hubieran desmontado las cuerdas, que si en condiciones normales son aconsejables para franquear determinados puntos peligrosos, con las rocas mojadas por la lluvia que había caído eran imprescindibles.
En el fondo de las Batuecas. Al llegar a uno de los pasos asegurados con cuerdas.
Llegué justo a tiempo para pasar y desmontar todo, junto con Lauri y Calleja además de los muchos voluntarios y los bomberos que se ponen en esas zonas. Y a partir de ahí ya me tocó correr de verdad, aunque fuera de carrera, pero los dos mencionados, a la vez que íbamos quitando cintas y marcas, me llevaban con la lengua fuera, jeje. Y al llegar al monasterio la historia se repitió, ya no era necesario subir el Portillo, podíamos subir en coche, pero de nuevo me pudo el afán por completar el recorrido y ya que había salido desde el principio y llegados hasta allí, quería acabarlo. Así que poco a poco para arriba, además como iba relativamente fresco al haber hecho la mayor parte del recorrido muy cómodo quería experimentar por primera vez el subir el durísimo Portillo más o menos fresco. Y en efecto, subí. Ahora más fresco o menos fresco se me hizo igualmente larguísimo, jajaja. Al poco de comenzar la bajada para La Alberca vuelvo a encontrarme con Calleja, que también subió el Portillo, mucho más rápido que yo, claro y con Lauri que había subido en coche y estaban desbalizando la bajada. Y ya entre los tres, corriendo a buen ritmo y turnándonos quitando marcas hasta La Alberca donde llegamos con la prueba ya acabada, pero aun desmontándose todo lo de meta quise pasar bajo el arco para completar, aunque no fuera de forma competitiva, el recorrido.
En meta cargados de cintas y banderines.
El siguiente fin de semana, el 18 y 19 otro doblete, en este caso ya habitual en el Alto Sil. Quinta edición del Vertical al Bóveda (ahora la Bobia) en la aldea de Salentinos y novena de la prueba principal en Santa Cruz del Sil. Menos el primer año he corrido todas las ediciones y haciendo el doblete desde que se hace el vertical, con lo que ya estoy (y me tratan en Santa Cruz) como si fuera de casa.
Como novedad este año con un tiempo excelente, incluso con demasiado calor para mi gusto tanto el sábado como el domingo. Así que se imponían los tirantes para los dos días. Tiempo, por tanto de lucir camisetas jaramugas, aunque las dos estén ya para pocos lucimientos de puro ajadas que están.
El recorrido del sábado son 4 km. con unos 750 m de ascenso, no es el terreno que me es más propicio, pero ya de ir, pues hay que hacerlo, claro. Y no se me dio ni bien ni mal, lo normal, parecido a otros años, o sea en definitiva... que bien.
Se sale por parejas, pero éste no era mi par. El mío me había dejado atrás nada más comenzar y éste ya me estaba adelantando también.

¡Tira p´arriba!.
Y el domingo salí bastante mal, sin fuerzas, pesado e incómodo.
El "muro", una fila casi infinita de "hormiguitas".
En los primero kilómetros me he quedado bastante para atrás casi de los últimos, pero ya en la bajada a Páramo, en las bajadas por cortafuegos, he empezado a adelantar gente.
Bajada a Páramo por un tramo nuevo del recorrido entre espectaculares castaños.
y a partir de Páramo me he ido encontrando mucho mejor y toda la carrera he ido remontando bastantes puestos, además con muy buenas piernas casi hasta el final, corriendo muy a gusto en todas las zonas que se podía y subiendo bastante bien en zonas que otros años se me atragantaban. Al poco de salir de Páramo me quité la camiseta y así hasta meta, en plan pecho lobo, jajaja, Ni gota de nieve en el recorrido, ni en la Campona, el punto más alto, donde otros años había más de un metro de nieve.
La Campona. Otros años con más de un metro de nieve.
Y en el río de Primout con mucha menos agua y barro, jeje, con pocas partes del camino inundadas, con agua sólo por los tobillos cuando otros años se hacían tramos muy largos, sumados, seguro que más de un kilómetro, en ocasiones con el agua por las rodillas. Así que acabé contento, y a gusto conmigo mismo, con un tiempo similar a otros años, pero quizás más satisfecho después de remontar con unos kilómetros iniciales malos.
En definitiva que este ha sido el doble doble y lo que iba a ser una pequeña reseña en el facebó se ha acabado convirtiendo en una mediana crónica, así que su lugar es el blog, que además estaba muy abandonado.

3 comentarios:

ramonet dijo...

Jope, me ha gustado mucho la crónica, casi tanto como ver el blog activo de nuevo. Y a los escobas los aprecio mucho, desde que me acompañaron y ayudaron en la Zumaia Flysch Trail

CiegoSabino dijo...

Gracias Ramón. Hay mucha gente en la organización de las carreras cuyo trabajo ni siquiera se ve. El de "escoba" dentro de lo que cabe es de los más agradecidos, porque al final, hasta puedes hacer la prueba, aunque sea a otro ritmo no habitual, otros compañeros se quedan con las ganas.

yonhey dijo...

Grande Agus, sacas adelante lo que te propongas, enhorabuena.