jueves, 4 de agosto de 2011

Ehunmilak 2011. Andanzas y desandanzas de un charro en tierras vascongadas.


-¿Vas a correr este fin de semana?.
-Sí, a Guipúzcoa.
-¿A qué parte?.
-A todas.

Esta había sido una conversación "tipo" con la gente cercana la semana previa a la Ehunmilak. Y es que 100 millas, o lo que es lo mismo 168 km. dan para "correr" y recorrer muchos lugares.

Somos tres Jaramugos embarcados en la aventura: Mortadelo, Atalanta y el menda.


Somos optimistas, o quizás demasiado despreocupados o inconscientes, en parte por llegar a Beasáin el mismo viernes a la hora de comer, con lo que no te da para darle muchas vueltas a la cabeza. No es que lleguemos "pillados" de tiempo, pero tampoco sobrados. Nada más llegar recogemos el dorsal y a la comida: un viejo caserón perfectamente restaurado y aunque somos de los últimos comida y bebida en abundancia. Particularmente no desaprovecho la oportunidad para "escanciar" (¿se usa por aquí la misma palabra que en Asturias?) unas sidras y comerme un buen trozo de "brazo de gitano" (vamos, que casi casi me comí hasta el codo, jajjaja).

En los momentos previos a la salida nos vamos viendo y saludando con unos cuantos que ya vamos siendo conocidos de unos y otros, en definitiva este mundo de locos del ultrafondo va creciendo poco a poco, pero tampoco somos tantos, con lo que al final vamos coincidiendo en pruebas y entrelazando relaciones, relaciones nacidas en ocasiones gracias a los mundos internáuticos, ¿cómo era aquella canción?: "los amigos de mis amigos son mis amigos, uhhh, vaya lío"...., jajjajaja.

Salida alegre y ya en las primeras subidas nos topamos de bruces con lo que va a ser la constante de la prueba subidas muy fuertes, no excesivamente largas, pero con muchísimo desnivel, de modo que a veces cuando desde abajo intentas adivinar el camino que te queda por delante ves una fila india de "caminantes" subiendo a derecho por la ladera, nada de "zetas" ni otras estrategias que faciliten el ascenso, jejeje.

La historia del bastón muerto y resucitado.

Hace casi 2 años, en el UTMB uno de mis bastones murió. Se le soltó una de las piezas que sirve de anclaje y atornillado de una de sus secciones y buena parte del Mont Blanc la hice con el bastón cogido por la punta y apoyado con la empuñadura, en un último servicio a la causa corremontañera. Sin embargo no lo enterré, confiando en una posible reparación que le diera una segunda oportunidad de vivir y ser útil  cumpliendo su función. Pues bien, durante esos casi dos años ha estado el pobre esperando su "intervención", muy sencilla: colocarle una "prótesis"  en forma de tornillo que fijase las secciones que quedaban sueltas, a costa de perder  la "plegabilidad"  en las secciones afectadas. Sin embargo por las demoras habituales de nuestro sistema sanitario no le llegó la operación sino justo el día antes de partir hacia la nueva aventura. En principio la intervención, a cargo de Phaetón, fue satisfactoria, sin embargo el tornillo no quedó definitivamente fijado con una tuerca y ya casi desde los inicios de la Ehunmilak, con tanto traqueteo, el pobre bastón volvió a recaer, dando muestras de que el atornillado no había sido lo suficientemente firme. Con preocupación me veía privado demasiado pronto de uno de mis apoyos con que mitigar mis achaques de vejete y, aunque parecía que renqueante seguía aguantando, cedió definitivamente y ante la perspectiva de tener que abandonarlo a su suerte, fatídica suerte, en el contenedor de la basura del siguiente punto de control intenté una opción a la desesperada. Donde no funciona la cirugía de precisión sólo quedaba recurrir al clásico y socorrido martillazo. Y así fue, tan pronto tuve la oportunidad de encontrar unas piedras lo suficientemente firmes para que no se "desmigaran" le arreé unos cuantos golpes de modo que quedaran firmemente trabadas las secciones deslizantes y la burda cirugía dio el resultado esperado, aguantando el resucitado bastón toda mi participación en la prueba y descansando a día de hoy en un rincón de casa tal y como finalizó, con la satisfacción del deber cumplido y quizás soñando con una nueva intervención más "amable" y en consonancia con sus méritos.

Retomo el relato que habíamos dejado subiendo cuestas de forma "caprina". Pues bien  las primeras bajadas "decido" hacerlas con calma. Por lo general bajo razonablemente bien, además me gusta bajar por terrenos cuanto más técnicos mejor, sin embargo decido hacer las bajadas, aun  no siendo complicadas, de forma calmada, controlada, con intención de no sobrecargar los cuádriceps excesivamente y demasiado pronto para lo que se avecina . Así que bajo sin forzar y apoyando en los bastones con el fin de descargar algo de peso de las piernas.


Sin embargo, lo que pensaba que era estrategia deliberadamente  conservadora más adelante pude comprobar que no era tal, sino que realmente no me iban las piernas del todo ligeras en las bajadas, que no es que no quisiera bajar fuerte, es que no podía. Mis maltrechas rodillas me exigían calma y cuando normalmente en las bajadas adelanto a otros compañeros aquí iba siendo sobrepasado. Y estábamos en las primeras bajadas, con fuerte pendiente pero sencillas, cuando la cosa se complicó técnicamente los problemas se agravaron. En una de esas subidas adelanto a Mortadelo que ha ido ligeramente por delante casi desde el principio, es una de las subidas más fuertes y lo veo muy flojo, no tardó mucho más en retirarse con sobrecargas en gemelos. Arturo, para estas cosas creo que debes empezar a usar bastones.

Comienza la noche con una temperatura buenísima, pero también con mucha humedad a mi juicio, que hace que incluso en plena noche se sude mucho. Voy solo  todo el rato,  salvo algún adelantamiento que hago o me hacen con su correspondiente saludo voy a mi aire, no me preocupa la soledad ni suelo buscar compañía ni charla, soy pájaro solitario y en cierto modo incluso arisco. Avituallamientos muy animados, algunos incluso con música de trikitixa en directo y como en toda la prueba con magníficos y animosos voluntarios. Lo de esta gente también es de nota. Son "el alma" de todas las carreras, pero en estos casos más aún, estar toda una noche  animando a unos chalaos tan pronto ven aparecer un frontal y atendiéndonos con una sonrisa y una palabra de ánimo, y sobre todo en la segunda noche con las condiciones que se complicaron muchísimo es para estar eternamente agradecido.

Al paso por Azpeitia (y si no recuerdo mal también por algún pueblo antes, quizás Azcárate) nos acompaña un zumbido perpetuo de alguna fábrica, supongo que sus habitantes estarán ya habituados, pero a mi se me hacia extraño estar en medio de la noche y en medio del monte oyendo ese ruido, hasta que cruzabas a otro valle y el zumbido desaparecía.

La noche y las dudas.

En plena noche me empiezan a asaltar serias dudas a las que no encuentro solución alguna.

-¿Los caballos duermen?, ¿y las ovejas?. Jajajaja, ¿qué pensabais que las dudas iban a ser más "trascendentales"?, ¿o que se referían a dudas sobre mi participación el la prueba?. Pues no, pero es que casi a las 4 de la mañana me encontré primero con un caballo pastando tranquilamente y luego con un rebaño de ovejas con sus ojos "iluminados" en plena noche al reflejar la luz del frontal, algunas de ellas también comiendo.

Por cierto, a esta altura si no recuerdo mal me adelanta un grupito en el que iba "el pastor", un participante vestido a la antigua usanza rural, ved sus mallas técnicas, sus medias de compresión, sus súper  zapatillas de trail último modelo y sus bastones ultra ligeros.


 No sé si "correría" algo, pero lo que a estas alturas vuelvo a comprobar y "sufrir" en mis carnes es que corriendo y trotando (por despacio que sea) siempre adelanto gente y cuando se trata de andar es al contrario. Ya lo tengo comprobado en muchas pruebas, con lo que sobre todo en "carreras ultra" mi rendimiento es de más a menos, empiezo bastante bien, pero cuando ya no hay fuerzas ni ganas de correr bajan mucho mis prestaciones (supongo que como casi todo el mundo), pero en mi caso más aún, jeje, de modo que puedo empezar más o menos en mitad de la clasificación o un poquito más atrás para acabar en el pelotón de cola. Lo que viene siendo en dicho popular "arrancadas de caballo y paradas de burro". Tendré que entrenar a correr más rato, o a andar más rápido, aunque lo más seguro es que no haga ni lo uno ni lo otro y siga como hasta  ahora, jeje.

En fin, seguíamos con las dudas, ya casi amaneciendo viene "lo trascendente", me empiezo a preguntar el porqué de lo que hacemos, ¿qué nos lleva a estar toda una noche pateando solitarios en el monte, apenas alumbrados por una mortecina luz blanca?. No me cuestiono en absoluto lo que en ese momento estoy haciendo, no tengo ni un mínimo asomo de debilidad, sino que me pregunto ¿cómo le puedo explicar a alguien ajeno al mundillo lo que hago allí subiendo y bajando cuestas endemoniadas en medio de la noche?. Y la verdad es que no encuentro respuestas, asumo perfectamente que los demás no nos entiendan, porque ni yo mismo soy capaz de encontrar una razón que resulte mínimamente convincente. Me viene a la cabeza la socorrida respuesta del mundo alpinista cuando a los montañeros le preguntan por qué arriesgan su vida escalando montañas: "porque están ahí". Pues en nuestro caso sin llegar a tal grado de "compromiso para la vida" supongo que es algo parecido, hago estas pruebas porque a alguien se le ha ocurrido organizarlas, ya, ya sé que es una respuesta muy pobre, pero realmente no encuentro otra que pueda convencer a los "extraños". A la conclusión que acabé llegando es que es por afirmar nuestro ego, por enfrentarnos a retos "imposibles" para poder decir al final: "te superé", porque  ni siquiera se trata de "pavonearnos ante los demás", ya que muchas veces ni se llegan a enterar de "nuestros logros".  En definitiva después de un rato dándole vueltas al asunto acabé convencido de que somos unos ¿egoistas?, no, no eso es otra cosa, ¿egocéntricos?, supongo que tampoco, eso tampoco es, ¿quizás ególatras?, sí, creo que eso un poco sí, jajajjaa.

Conforme se acerca la madrugada mis pensamientos se tornan más mundanos. Olvido las preocupaciones "filosóficas" para centrarme en mis problemas físicos, mejor dicho en mis "no problemas". Y es que me da por empezar a repasar los tres o cuatro puntos que más me martirizan en estas pruebas y curiosamente ninguno de ellos me está suponiendo problemas de momento: ampollas, sin rastro de ellas; dolores en la planta de los pies que en el UTMB no me dejaban casi ni andar al final y que en otras largas distancias también me han aparecido, de momento nada de nada (quizás aún sea pronto); las rozaduras causadas por la fricción de las nalgas, vulgarmente escoceduras en las cachas del culo, igualmente sin problemas quizás porque aún no hemos pasado por las horas de más calor y de más sudor y quizás también porque me unté bien untado con una crema que me dieron en el 1/2 IM de Aveiro (si este fuese un factor fundamental sí que es buena la crema, jeje) y finalmente las rozaduras que me hace siempre la mochila (del Decatlon) en la parte baja de la espalda, siempre me roza, la lleve más floja o más apretada, más alta o más baja, no sé si hay tallas para estas mochilas, si las hay puede que alguna que me quedara más alta estaría mejor. De todos modos, las rozaduras no aparecen hasta transcurridos un buen número de horas, así que aún no es preocupante, pero ya llegando a Tolosa se empezaron a dejar notar, por lo que opté por dejar la cámara de fotos, que llevo sujeta a la cincha de la cintura, en Tolosa para poder llevar la cinta suelta y poder separar algo la mochila de la "riñonada".

Las últimas fotos que hice antes de bajar a Tolosa



Por cierto, la llegada al control de Tolosa en el pabellón no me gustó mucho, se entra por la otra punta del pueblo y hay que atravesarlo entero de punta a punta, seguro que desde la bajada del monte se podía llegar a algún punto más cercano al pabellón. A esas horas ya empezaba a apretar el calor, y encima nos ponen una piscina justo antes del pabellón, desde luego...., jajajjaa.

El descanso en Tolosa, casi mitad de camino, es muy peligroso, ducha, comida y ropa limpita (aunque prefiero ponerme el mismo pantalón y los mismos calcetines ya que no me han dado problemas) como digo después de un buen rato que se pasa sin darse cuenta ¿a quién le apetece volver a salir a pasar penalidades?. En fin, se arma uno de valor, todavía los ánimos estan arriba y vuelta a la faena.

Las siguientes etapas son en las horas centrales del día, con mucho calor. No tengo muchos recuerdos, sólo el transitar por unas zonas que no me llamaron especialmente la atención, si no recuerdo mal, bastante pista,  y subidas y bajadas entre bosque, en algunas ocasiones en que el terreno era más despejado el entretenimiento consistía en intentar averiguar por dónde iba el recorrido cuando se veían varios caminos. Piensa mal y acertarás: seguro que el más empinado o el que suba más alto..., premio, jeje. Lo cierto es que a veces no le encontraba del todo el sentido a algunas de esas subidas, particularmente recuerdo una que me tocó un poco la moral subiendo por lo alto de una cantera ya cerca de Amezketa.

A estas alturas ya estoy entre los últimos participantes y algunos de ellos tienen por aquí como "equipo de apoyo" a unos amigos, entre ellos Albertxo y Txeroky.

A Albertxo lo conocí hace  unos años integrando también el grupo de cola en otra ultra burrada: la Pajares-Candás en Asturias y que ninguno de los dos pudimos acabar  y volví a coincidir con él en Chamonix donde fue de acompañante de Txeroky en el  UTMB. A partir de Amezketa ese grupo de apoyo lo fue también para mí y para otros que andaban por allí.

La subida al Txindoqui se presenta apabullante, pero salvo los últimos tramos uno de pradera muy empinado y el último el más técnico de toda la prueba, de roca, tampoco supone mayor problema que lo que hemos hecho hasta ahora. Sin embargo en la bajada, cuando comienza toda la travesía por las cumbres de la sierra de Aralar empieza a meterse la niebla, una lástima porque debe ser la parte más espectacular, más montañera y con mejores perspectivas de las tierras circundantes. A la vez me alcanzan algunos de los últimos participantes (a los que viene acompañando Txeroky) y damos alcance a algún otro. Es la primera vez que voy en un grupo, y además intentando no perder comba, porque en esas condiciones ven más 12 ó 14 ojos que dos y por otra parte, en caso de pérdida siempre está el clásico "mal de muchos consuelo de tontos", jajajaja. Aunque en este sentido hay que destacar el perfecto balizaje de toda la prueba, incluso con la niebla se podía seguir el camino perfectamente, sólo en algunos momentos hubo alguna duda, pero poniendo un poco de atención rápidamente se veían las marcas.

Conforme vamos descendiendo, la niebla se hace menos densa y va cayendo  la noche, en ocasiones me cuesta seguir el ritmo de los compañeros y me empiezan a molestar las dos rodillas. Una la tengo tocada hace años y me está dando la lata, la otra hasta ahora no me había dado problemas, pero supongo que llegar a ciertas edades trae estos achaques, jeje, además después de tanta bajada ya acunulada los cuádriceps empiezan a quejarse y a estar algo sobrecargados. Llegamos Lizarrausti donde el caldo caliente y los miembros de la Cruz Roja que me antendieron diligentemente me dejaron casi como nuevo. Lo cierto es que me descalcé por ver cómo iban los pies, que ya me iba molestando alguna ampolla y en cuanto me vio uno de los chicos de la Cruz Roja vino a atenderme sin yo socitarlo siquiera. Entre él y otra chica me "arreglaron los pies", me dieron unas friegas con réflex en cuádricpes y rodillas  y como digo salí otra vez con ganas de andar e incluso de correr agradeciendo sus buenas artes.

La temida segunda noche.

Salimos de Lizarrausti  si no recuerdo mal a las 12 y media más o menos o es a la hora que llegamos, da igual, el caso es que mientras habíamos estado en la carpa había comenzado a llover ligeramente, unos kilómetros más adelante ya no era tan ligeramente. Lluvia fuerte, algo de niebla, noche cerrada, de momento con buena temperatura y el grupo que va aumentando hasta unos 11 ó 12 miembros, incluido Txeroky, que pese a todo decidió continuar acompañándonos y guiándonos.

Como decía voy con fuerzas y piernas renovadas, en ocasiones podría haber dejado atras a los compañeros, pero preferí mantenerme en el grupo,  el terreno es un continuo sube y baja, pero sin grandes desniveles, que en condiciones normales no habría supuesto grandes problemas, pero con la lluvia arreciando y el viento y la niebla  se comienza a notar algo de frío, de momento tampoco me supone mucho problema, no soy nada friolero, el terreno comienza a encharcarse y sobre todo, lo peor, a embarrarse. No me importa en alguna ocasión meter el pie en un charco, pero el barro tremendamente resbaladizo empieza a minar mi moral. Me da la sensación de que algunos de los compañeros empiezan a hartarse, yo también, pero de momento sigo absolutamente convencido de que una vez llegados a Echegárate voy a continuar aunque el resto decida abandonar.

A estas alturas y para los lectores que estén esperando mi relato de las alucinaciones propias de la segunda noche he de decir que no hubo tales alucinaciones, que las condiciones eran tales que tenías que ir absolutamente concentrado en donde ponías los pies y sin perder de vista ni el camino, ni los charcos, ni al compañero que iba delante, pese a todo en alguna ocasión sí que hubo algunas sombras que parecían lo que no eran. Pese a mi convencimiento, un tiempo después a cuenta de los resbalones, los culetazos, las dificultades para avanzar entre patinazos, de modo que ni  ni siquiera con los bastones se puede ir mínimamente seguro de no irte al suelo me empiezan a pesar en la cabeza, además me vuelven a aparecer algunas molestias en las rodillas y decido retirarme.

Llegamos a Echegárte a las 5 y algo, con unos 10 ó 15 minutos de margen sobre el tiempo de corte y doy por finalizada la carrera con 130 km  en las piernas en 35 horas y 5 minutos. Me pudo el desánimo y el barro. Ni la lluvia, ni el viento, ni la noche, ni el cansancio, ni los dolores, me pudo el barro y los resbalones, los  pasados y sobre todo los que preveía en adelante. Ni siquiera los ánimos que me dan para continuar teniendo en cuenta que quedaba poco para amanecer y que con el día las cosas se verían de otra manera me dieron la fuerza suficiente para seguir, y realmente a día de hoy no sé por qué no lo hice, quizás por cabezonería, porque en lo peor de la bajada ya había decidido que me retiraba, sin entrar a considerar otras posibilidades, de lo que me sigo arrepintiendo, creo que es la primera vez que me retiro de una prueba sin una causa realmente justificada, en definitiva, que me rindo.  El caso es que allí nos quedamos más o menos la mitad del grupo y el resto continuó, creo que llegando todos felizmente a meta.

De Echegárate nos llevaron en bus al polideportivo de Beasáin, donde una vez más se volvió a poner de manifiesto la magnífica organización y la extraordinaria disposición de los que estaban por allí en ese momento: encargados del avituallamiento, el fisio  y otro chico de la Cruz Roja que me volvió a recomponer los pies.

Lo cierto es que no quedé muy satisfecho con la prueba, el recorrido, siendo espléndido, en algunas ocasiones no me pareció del todo atractivo, sobre todo por lo que comenté más arriba de algunas subidas a las que no le encontraba todo el sentido (pero vaya, seguro que lo tienen, que ellos conocen sobradamente el terreno y sus posibilidades y que seguramente me dejé llevar por mi estado), y por las subidas con fortísimos desniveles que no me van en absoluto. No me habían quedado muchas ganas de volver, pero pensándolo más reposadamente estoy decidido a hacerlo, el año próximo, si no  hay alguna circunstancia que lo impida estaré nuevamente en Beasáin a rematar lo que he dejado a medias. Hombre, no puede ser de otra manera.

La organización perfecta, el marcaje, los voluntarios y personal de asistencia en carrera, los servicios puestos a disposición de los corredores, el ambiente y los ánimos del público. Me parece alucinante el que se pueda organizar algo así, la cantidad de gente, de recursos de todo tipo que hay que manejar  para que todo vaya bien, y encima conseguirlo, como digo, alucinante.

Y para rematar, salvo excepciones, he omitido voluntariamente citar nombres a lo largo del relato, porque quería darle su espacio propio, aún a riesgo de dejar fuera alguno.

Atalanta (Abel) y Mortadelo (Arturo), compañeros de fatigas de estas y otras aventuras. Atalanta por fin se ha decidido a hacer estas pruebas sin tener que esperarme, a su ritmo. Tú tira para adelante, hombre, jeje. Arturo lo pasó mal, quizás  poco entrenamiento, quizás una salida demasiado rápida y como dije antes el tema de los bastones, yo sin ellos no habría llegado hasta donde llegué.

Jose Moutinho, al comando de toda la expedición portuguesa. Apasionado del trail como organizador y como participante, aunque no esté en su mejor momento físicamente, jeje, él sigue participando y transmitiendo fuerza. Uno de sus "pupilos" es Mark Macedo, reconocido corremontañero  con quien había coincidido en varias pruebas en Portugal y también triatleta (hizo este año también el Ironcat), hacía la prueba acompañando a su chica en su tercera carrera: la primera fue de 10 km. la segunda de 50 y la tercera esta, jajaja, menuda tía. Coincidí con ellos en varios momentos en la carrera y estuve charlando en el poli de Beasain una vez retirados, creo recordar que ellos habían hecho unos 90 y pico km., que ya está bien.

Albertxo y Txeroky, ya mencionados en el relato, muchas gracias por vuestro apoyo y ánimos.

Tuve oportunidad de conocer a Fali, sin duda uno de los tíos más conocidos y apreciados en todo este mundillo de corremontañeros y ultra traileros. Estoy seguro de que su nombre ha sido uno de los más pronuncidos entre los participantes y los acompañantes.

Y para acabar Asís (Col) y Silvia a quienes conocí en junio en la Orientagredos y a quienes ya puedo considerar buenos amigos pese a no habernos visto más que en dos ocasiones (bueno, en cada una de ellas muchas veces, jajaja). Espero coincidir con vosotros en muchas más, gracias por ser como sois y por vuestro apoyo. Asís, puedes estar seguro de que estaré haciéndote el seguimiento durante el Tor.

En fin, este ha sido el relato, no he querido mirar muchos datos ni muchas fotos, sólo el mapa del recorrido, para que fueran saliendo recuerdos, conforme uno va escribiendo se van amontonando, con lo que puede haber alguna imprecisión, pero así me ha quedado en la memoria y así os lo transmito.


Y para darle ambientación musical, un "instrumento" de la tierra, la "txalaparta". Instrumento rústico y primitivo que verdaderamente te une a la tierra, trasnmite la fuerza de lo que se enraíza en esos montes. En cierto modo "mitificado" precisamente por ese componente de ancestralidad, de llevarte a los latidos de la tierra, del corazón, de los orígenes oscuros y nebulosos de un pueblo y de una cultura. Para el que no lo conozca la txalaparta no es más que unos tablones de madera colocados sobre unos soportes, antiguamente cestos, y hoy más frecuentemente  "burras" y percutidos verticalmente con unas mazas, imagino la sensación que debe ser escuchar ese juego rítmico en la espesura de un bosque.

tocando txalaparta La Txalaparta

Actualmente la txalaparta sin embargo ha sufrido, o mejor, disfrutado de una enorme evolución que la ha sacado de su originario ámbito rural y tradicional incorporando nuevos materiales como piedras o barras de hierro y consiguiendo diversas afinaciones (no tengo ni idea de música, así que quizás esté diciendo alguna burrada, pero bueno) y tonalidades, para ofrecer nuevas posibilidades musicales, nuevos ritmos, nuevas combinaciones con otros instrumentos, en definitiva, para seguir creciendo y abriéndose a nuevos horizontes. He visto tocarla en directo haciendo auténticas diabluras.

Dento de este campo de innovación y experimentación está Tomás San Miguel, músico, en principio de jazz que grabó creo que un par de discos dándole esa nuevo protagonismo a la txalaparta. Una de sus piezas es esta "Txalaparta mística", sobre el que alguien ha hecho este vídeo un tanto psicodélico que he encontrado por ahí.

12 comentarios:

davidiego dijo...

Llegué hasta aquí!
Enhrabuena por tener la fortaleza de llegar donde llegaste y tomar la decisión que tomaste, de todo se aprende y se crece.

Anónimo dijo...

De todo se aprende, aunque "los altos son muy tontos" te/os haré caso con los bastones. Aunque decepcionado por mi actuación,contento por volver a compartir buenos ratos con vosotros.

Arturo

El crusti dijo...

Excelente experiencia que, sin duda, te sirve de guía para rematar el próximo año.

rafagas dijo...

Como no colgabas la crónica, pensé que te habías quedado colgado en tus alucinaciones, jejeje. Ya leo que no hubo.
Tozudo, ¿eh? como no tuviste bastante ya estas pensando volver a por más. Un saludo.

CiegoSabino dijo...

Gracias compañeros.

Efectivamente de todo se aprende y más en este mundillo en que aunque pienses que ya tienes experiencia y que estás "hecho", son tantísimas horas, tantos factores y tantos estados de ánimo que siempre hay lugar para "almacenar" nuevas experincias, le pasa incluso a los más veteranos.

Rafagas, pensé en no escribirla, al principio vagancia, luego falta de tiempo para soltar tanto rollo, luego ...., pero bueno, aquí está, es que esto había que contarlo medio bien (esto es el colmo, ya me echo yo las flores, jajaja).

Col dijo...

Sin noticias, sin escritos, me habia empezado a preocupar por el silencio. Pero, ahora me doy cuenta que estabas cogiendo carrerilla para escribir esta pedazo cronica.
La historia del bastón es una buena metafora de la vida, cuando estas casi K.O., hundido, viene bien una pedrada, bien dada, para resucitar todos los sentidos.

Me alegro que hayas decido volver el próximo año.

Durante catorce años, en la ikastola(colegio en euskera), nos llamaban al recreo con el sonido de la txalaparta. Guardo buenos recuerdos de este ritmo ancestral.

Cuidate y suerte.

Cherokee dijo...

Así me gustan las crónicas bien cocinadas y con tiempo para meditar.Tiene mucho merito el llegar hasta donde llegaste y seguro que la próxima vez la acabas. Fue un placer ayudaros y animaros en lo que pude aunque no sirvió para que continuases.
A recuperarse y seguir disfrutando de las montañas.

samy4 dijo...

Me gustaria haberte saludado,ya habia leido por ahi que venias y asi conocernos, no solamente virtualmente,otra vez sera, seguramente en el Tor,ya que nosotros tambien iremos sino pasa nada a ver la carrera,animar ,ayudar y a lo que haga falta.
Soy de la impresion, que ya a estas alturas ,cuando alguien hace algo, siempre es por un motivo,por lo que si en el momento decidiste retirar era porque era lo mejor.En frio siempre se ven las cosas de otra manera, per las decisiones se toman en caliente.
Un saludo

CiegoSabino dijo...

Col, lento hasta para escribir, jajaja.

Txeroky, gracias una vez más.

Samy, al Tor no voy, el que va es Col, el que ha escrito más arriba. Yo lo que haré es el seguimiento por internet, como el año pasado a otros amigos, ya me gustaría ir. En la salida creo que te reconocí, pero eran momentos de muchos saludos y encuentros, te vi por ahí hablando con alguien, luego se lió la cosa y se pasó el momento, como para encontrarte más adelante, jajaja, ya leí tu crónica, menudo carrerón.

Tantatachán dijo...

Aaajajjaa, Seeeegu, cómo mola tu foto con el loro ochentero que ha puesto Abel!

Un abrazo, majo!!

CiegoSabino dijo...

Alicia, a que parezco un negrazo del Harlem, jajaja.

Si es que soy un "moderno" un poco trasnochado, jeje.

albertxo dijo...

Hola Agustin, hace tiempo que nos conocemos y no es la primera vez que coincidimos (Pajares Candas, donde compartimos incluso habitación). Fue un placer saludarte y animarte todo lo que pude.

Ya tienes excusa para volver el año que viene. Yo también quiero participar, ojalá coincidamos.

En cuanto a la crónica, decirte que la he leido con sumo agrado, se ve que te la has currado.

Un saludo y hasta la próxima.

Albertxo