El MAM, el ya mítico (15 ediciones) Maratón Alpino Madrileño, aununciado como "posiblemente el maratón más duro del mundo", en fin eso quizás fuera hace unos años, jeje, ahora, con la aparición de carreras por todas partes cada cual más "burra", ni mucho menos creo que lo sea, ni siquera en España. Como digo, ya es un referente, y muy merecidamente ya se ha ganado un nombre y un "status", lo que conlleva un problema, que todo el mundo quiere hacerlo y las plazas son limitadas, lo que lleva a dificultades (como este año) con las inscripciones: para los participantes, pues hay que estar muy al tanto para pillar plaza como, sobre todo, para la organización, que este año creo que estrenaba sistema de inscripción vía internet, con pasarela de pago que se colapsó de tal modo que al final tuvieron que admitir más inscritos de los previstos. A todo esto añadimos una obviedad: que se corre en Madrid, lo cual no es ni bueno ni malo, solo que en Madrid hay muchos madrileños y por tanto muchos corredores que quieren participar en su carrera, jeje. Me apetecía hacerla desde hace unos años, pero siempre me había echado para atrás precisamente el lío de las inscripciones, nunca había corrido en la sierra de Madrid-Segovia y después de la intentona del Gran Trail de Peñalara del año pasado, abortada por la rotura de la clavícula, me lo propuse para este año. Una vez cumplido el objetivo, de momento no tengo intención de repetir, y no porque no me gustara.
En fin, vayamos a la carrera.
Recorrido muy bonito, en general bastante corrible, en su mayor parte por senderos fácilmente transitables y con pocos tramos realmente técnicos o dificultosos. Claro, corrible para los primeros (el ganador este año Miguel Ángel Heras 4 horas justas), por cierto una participación de lo mejorcito de España y Portugal..
El día salió perfecto, desde la mañana se presagiaba caluroso, pero unas ligeras nubes altas que medio tapaban el sol ayudaban a hacerlo más llevadero, además se corre muchísimo rato por bosques entre sombras, y cuando desaparecen los bosques en las zonas más altas de la sierra soplaba una ligera brisa muy agradable para correr.
Marcaje exhaustivo, avituallamientos suficientes, no creo necesario llevar mochila ni nada por el estilo, una riñonera sí me habría venido bien en algunos tramos en la segunda mitad de carrera cuando ya hacía algo más de calor, las fuerzs eran más escasas y es más necesario ir bebiendo. Voluntarios, como siempre, de 10, simpáticos, amables y sobre todo muy animosos.
En la previa me he encontrado como un auténtico "corredor" de esos que a la menor pregunta te sueltan el rollo de que "estoy medio lesionado", "no he podido entrenar bien" y toda esa sarta de "excusas preventivas", y es que con los dolores que acabé la Orientagredos estuve toda la semana sin correr nada y a base de hielo, y antiinflamatorios, sin saber cómo podría responder la pierna, así que mi único plan era acabar, ni siquiera había mirado, como hago otras veces, los tiempos de los que llegan en la mitad de la clasificación los años anteriorres para hacerme una idea de qué tiempo podía hacer. Y no sé si sería efecto del ibuprofeno o que realmente no me tenía porqué doler nada, pero no me molestó en absoluto, salvo casi al principio unas ligerísimas molestias, quizás más por un efecto psicológico de que estaba lesionado, que reales.
Sin mayores problemas subo hasta el Puerto de Navacerrada, primera etapa cumplida y se presenta de repente uno de los tramos duros duros de verdad: subir hasta el Guarramillas (al parecer ese es su nombre real, más conocido como la Bola del Mundo), por las pistas de esquí, a derecho (juer y me parecían a mi empinadas las pistas centrales de la Covatilla). Por cierto también sube hasta allí, zigzagueante, una pista de cemento medio desconchado de fuerte, fortísima, pendiente, que luego me percaté de que fue, si no recuerdo mal, por donde subieron los cilcistas en un final de etapa en la Vuelta del año pasado.
Desde aquí bajada muy cómoda por la Senda del Noruego, se hace toda corriendo fácil sin grandes desniveles. Sin duda una de las claves de que el MAM no me haya parecido "exageradamente duro" es que la mayoría de las bajadas no son muy bruscas, son por senderos y caminos por los que se puede correr a gusto sin machacar excesivamente. Excepto la bajada de la Bola que se hace por las mismas pistas de esquí por las que subimos y si desde abajo impresiona desde arriba asusta.
Llegada al Puerto de Cotos y primera impresión de lo que luego se confirmaría: aquéllo es una auténtica romería de coches, caminantes, montañeros, senderistas, ciclistas y demás "fauna dominguera", jeje (aparte naturalmente de los acompañantes de los corredores). La impresión que me dio es que un fin de semana de buena temperatura todos los madrileños que, o no tienen pueblo para irse o por diversas circunstancias no se ha ido, suben a la montaña como aquí vamos a pasar un rato al río, jejeje.
La siguiente etapa nos lleva hata la cima del Peñalara, el pico más alto de la sierra de Guadarrama y que me decepcionó un poco en el sentido de que esperaba algo más difícil, más "pico", más montañero, sin embargo una vez en lo alto de la sierra se sube hasta la cima suavemente. Un pequeño tramo de ida y vuelta para llegar al pico, más o menos mitad de carrera en 2 hroas 54´ y comienza la bajada, otra vez por un camino (casi una pista) muy cómodo en el que nos cruzamos con mucho caminante; hasta ahora habían sido senderistas o montañeros sólos o en pareja, ahora ya son grupos grandes, hasta que dejamos ese camino principal y cogemos una senda bastante más empinada. Y tan pronto empieza la pendiente fuerte aparecen los primeros amagos de calambres en los abductores, o aductorres, que todavía no me he aclarado cuáles son los músculos del interior de los muslos que siempre me dan problemas en todas las carreras de montaña con desniveles fuertes (evidentemente falta de entrenamiento o en su defecto de gimnasio). Pues bien aprovecho esos primeros amagos para "descansar un poco las piernas", apartarme del camino y aligerar cierto peso.
Nuevo paso por el Puerto de Cotos, y ahora sí que hay movimiento "domingueril". Un pequeño tramo de carretera y de nuevo al campo: praderas verdísismas, bosque, sombras, algún regato que cruzar, algo de barro y empieza el tramo más duro, la afamada y temida subida del "Tubo" de Cabezas de Hierro. Subida muy fuerte, con calor y en una zona cerrada en la que no refresca nada el viento, terreno descompuesto con piedra y tierra suelta que hacen resbalar algo en ocasiones, subida interminable en la que flaqueo bastante.
Esto es la subida de los primeros en el Tubo, menos Heras que va correteando mirad cómo van los demás. así pues imaginaos cómo íbamos el resto.
Esto es la subida de los primeros en el Tubo, menos Heras que va correteando mirad cómo van los demás. así pues imaginaos cómo íbamos el resto.
Pero casi acabando la subida, el último tramo hasta el pico Cabeza Menor cambia el terreno radicalmente, entramos en un canchal de enormes piedrolos, bloques de granito al estilo de mi querido Gredos donde me siento muy cómodo. Cuando la mayoría de la gente empieza a juramentar en Arameo es cuando yo me vengo arriba, adelanto a los que me han pasado en la subida anterior y voy realmente feliz. Siempre se me han dado bien esos terrenos, me siento mucho más a gusto que en pistas o senderos "fáciles" con mucha pendiente. No sé, quizás tenga algo que ver con el sentido del equilibrio, porque mientras algunos iban agachados agarrándose casi de cada piedra a mi en ese terreno me gusta ir lo más derecho posible, buscando el paso más firme en los bloques.
Desde allí arriba, inconscientemente, ya casi se da por acabada la carrera, pero aún queda mucho, en esta zona es donde eché de menos una riñonera con algo de beber y en esa zona es donde un helicóptero tuvo que evacuar a algún participante que sufrió un desfallecimiento. Sube y baja por los sucesivos picachos de la Cuerda Larga hasta llegar otra vez a la Bola del Mundo. Comienza la temible bajada por las pistas de esquí que habíamos subido por la mañana y cuando iba bajando con mucha calma, pero tan feliz, me arreó un tirón, calambre o como queramos llamarlo, esta vez sin aviso previo en el abductor (o aductor, veáse lo dicho más arriba) que me dejó unos minutos clavado en el sitio. Poco a poco comienzo a andar-trotar otra vez y cuando parece que todo ha pasado viene el arreón en la otra pierna. En fin, calma hasta llegar nuevamante al Puerto de Navacerrada.
Quedan 7 ú 8 km. de bajada suave hasta meta y comienzo a correr bastante cómodo, contento y feliz, me encuentro bastante suelto y pese a la paliza que llevo encima las piernas, sorprendentemente, me están dejando correr muy a gusto. Empiezo a hacer cálculos para estar en meta en 6 horas y media o 6:35 (cálculos seguramente demasiado optimistas, pero bueno, por ilusión que no quede), pero de nuevo los calambres, no tan fuertes como antes, pero no me dejan correr, voy medio andando, medio trotando cojeando hasta que se va pasando, pero al poco rato ataca la otra pierna. Así en varias ocasiones. Lo bueno es que casi con la facilidad que vienen me recupero, hasta que finalmente la pendiente se suaviza, se empieza a oír la megafonía de meta, nos vamos encontrando con la gente que se ha desplazado algo para dar ánimos en esas últimas zonas antes de entrar en Cercedilla y entrada en meta en 6:42:39, más o menos a mitad de la clasificación, muy contento, satisfecho con mi carrera y con la prueba en general, que me ha gustado mucho, la fama, en este caso, es bien merecida.
Por otra parte, ha sido un auténtico gustazo reencontrarme con buenos amigos tanto en labores organizativas como en medio del monte colaborando con la organización o animando el cotarro.
No sé si habría más salmantinos, que yo sepa Heras, que ganó, y yo, es decir, la élite provincial, jajaja, y aunque me apliqué a fondo esto del MAM no era más que un entrenamiento de calidad para el verdadero objetivo de la temporada, la media de Burgos del domingo que viene, jajajjajaajjaja.
Por cierto no he tenido muchas agujetas (bueno, muchas sí, pero no excesivas como otras veces), pero aún me duran, esta tarde he salido a correr y a duras penas he hecho 7 kilometrillos raspaos a paso tortuga, jeje.
En otro orden de cosas hoy ha sido un día muy productivo: me he inscrito al Triatlón de Villameca y a la Maratón de Montaña de Lagos de Covadonga, que, dicho sea de paso es la carrea de montaña que más me ha gustado de todas las que he hecho.
6 comentarios:
Enhorabuena, me cuentas en Villameca.
Enhorabuena!! Y la tengo en mente; pero tengo que prepararme bien, sobre todo mentalmente.
Te veo el domingo, llevaré la camiseta de cruzado y estaré con Juanlu (yonhey) al que creo ya conoces.
Un abrazo
Santi
Muy bien. Otra prueba mas para la saca.
Es que no paras.
Me alegro que tu molestia en el pie haya desaparecido.
Suerte en Burgos.
Col.
Enhorabuena puto crack. Pedazo reto este del MAM, si señor. Yo corrí una media de montaña el domingo y flipo con los que termináis el MAM.
Cuidado el domingo si vas a ver a Crusti y Yonhey, tienen un peligro del copon.
Bueno Agus, un abrazo.
Enhorabuena Ciego!
D.D., ¿ya estás pensando en "cosas malas" para el año que viene?, jejeje.
Crusti, pese a la dureza y por lo que he leído por ahí creo que esta carrera es el debut para muchos maratoniano-montañeros. Nos vemos y nos tomamos esa cervecita que tenemos pendiente.
Col, hay que hacer monte, jajaja que la que nos espera es buena (más a ti que a mí).
Michel, ya sabes, como digo siempre "es ponerse" y pasito a pasito... Intentaré que no me envuelvan en sus redes, jeje.
Gracias Furi.
Un abrazo a todos, mozalbetes.
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